USA 2011 192 min.
Guión y dirección Robert B. Weide Fotografía Neve Cunningham, Nancy Schreiber, Anthony Savini, Bill Sheehy, Buddy Squieres Música Paul Cantelon Documental
Extenso documental sobre el genial cineasta emitida en televisión en dos episodios dentro de una serie que se denomina American Masters y que lleva años emitiéndose. Estrenado en cines en versión considerablemente reducida, no aquí en Sevilla, donde la exhibición se parece cada vez más a la de una pequeña ciudad de provincias, recorre la interminable filmografía del director deteniéndose en los títulos más significativos y con intervenciones estelares no solo de la plana mayor de actores y actrices con quienes ha trabajado, especialmente Diane Keaton y con la única excepción de Mia Farrow, que al parecer sigue muy afectada por el episodio con su hija adoptiva Soon-Yi. Más interesantes son las declaraciones de otros colaboradores y colaboradoras habituales del director, desde el fotógrafo Gordon Willis a los productores Marshall Brickman y Robert Greenhut, pasando por su hermana Letty Aronson, la directora de cásting Juliet Taylor o el crítico Leonard Maltin. El problema es que no hay ni una declaración en todo el documental que revele alguna característica negativa del realizador, más allá de tratar sus neurosis o manías como simpáticas anécdotas. Sus generosas intervenciones, muchas de archivo y otras expresamente grabadas para la ocasión, revelan tan solo pequeños detalles impagables para sus seguidores pero poco reveladores en relación a su arte y oficio. No es casualidad que se haya encargado de esta semblanza Robert B. Weide, cuyo acercamiento a otro nombre mítico del humor de café teatro, Lenny Bruce, fue ya objeto de un trabajo por el que fue nominado al Oscar, así como ha sido artífice de una serie de trabajos para la televisión en torno al también humorista Larry David, alter ego de Allen en Si la cosa funciona. Weide dirigió también la comedia de ficción Nueva York para principiantes. Lástima que a pesar de un trabajo tan concienzudo y detallista de documentación gráfica, que incluye impagables secuencias de juventud, fotografías y material de archivo televisivo, se echen en falta, además de una crítica mordaz al genio y figura del homenajeado, aspectos muy significativos de su vida y obra. Pasa de puntillas por su vida personal, no se detiene en absoluto en sus trabajos como actor para otros directores, en películas como La tapadera o Escenas de una galería; su curioso doblaje de una cinta japonesa en 1966, que dio como resultado What’s Up Tiger Lilly?, auténtico precedente de su carrera como director; sus aportaciones a la inigualable película Casino Royale; sus trabajos para la televisión, que incluyen la adaptación de una de sus obras de teatro, Don’t Drink the Water; la repercusión que debió ocasionarle el atentado de las Torres Gemelas; sus preferencias musicales, muchas veces motor en la acción de sus películas; mayor profundidad en sus temas favoritos, la muerte, la religión y el sexo; o su relación con Scorsese y Coppola en la película Historias de Nueva York. Un documental parcial y fallido a pesar de su largo metraje, pero imprescindible para admiradores del cineasta, que lo encontrarán apasionante por cuanto repasa una filmografía ejemplar que uno no se cansa de ver una y otra vez.
Me parece que Woody Allen es un personaje realmente fascinante, y sí, personaje porque él mismo se ha manifestado como eso, una personaje cómico, melodrámatico, melancólico pero sobre todo muy inteligente. Un hombre con una sensibilidad exquisita que lamentablemente no es demostrado en el documental pero si es un gran acercamiento al trabajo de Allen para poder entender al menos un poco la compleja mente de este genio.
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