Dirección Cesc Gay Guión Cesc Gay y Tomás Araguay Fotografía Andreu Rebés Música Jordi Prats Intérpretes Javier Cámara, Ricardo Darín, Eduard Fernández, Jordi Mollá, Eduardo Noriega, Alberto San Juan, Leonardo Sbaraglia, Luis Tosar, Cayetana Guillén Cuervo, Candela Peña, Clara Segura, Leonor Watling Estreno 14 diciembre 2012
Hotel Room, Krampack, V.O.S., Ficción y especialmente En la ciudad son unas estupendas credenciales para recibir lo nuevo de Cesc Gay con expectación y cierto entusiasmo. Resulta además que se trata del mejor reparto del cine español desde La colmena (1982) de Mario Camus, y que parece retomar la temática y el estilo que tan bien abordó en la antes mencionada En la ciudad. Durante hora y media asistimos a una serie de sketches ambientados en Barcelona; podrían perfectamente tratarse de cortometrajes con una temática común. En ellos los hombres se lamentan de sus vidas sentimentales y confiesan sus fracasos y miserias emocionales. Lo hacen entre ellos, de dos en dos, o con alguna mujer (por eso el número de protagonistas masculinos dobla al de femeninos), y como ocurre con los cortometrajes, unos aciertan más que otros. Molesta comprobar que a diferencia de otros países europeos, nosotros apenas hemos incorporado aún la actual realidad socioeconómica al cine, seguimos viviendo en pisos burgueses del centro de la ciudad, rodeándonos de gente guapa y comiendo y bebiendo elegantemente en compañía. Apenas un personaje de esta comedia agridulce coral sufre las consecuencias de la crisis, y es periodista. La menos convincente de las conversaciones planteadas es la protagonizada por Luis Tosar y Ricardo Darín en un parque, a la que le sigue la de Eduard Fernández y un muy afectado Leonardo Sbaraglia en el portal de una casa, el tópico intento de recuperación de Javier Cámara de su ex esposa Clara Segura, las conversaciones cruzadas y muy reveladoras entre Alberto San Juan, Leonor Watling, Cayetana Guillén Cuervo y Jordi Mollá, y la mejor, la que protagonizan una impagable Candela Peña y Eduardo Noriega en la redacción de un periódico. Episodios desiguales con un objetivo común, reflejar la estulticia del hombre, enfrascado en frustraciones que se quieren propias de la edad, los cuarenta, aunque muchos de nosotros en la misma tesitura afortunadamente no las compartamos; y todo ello en clara confrontación con el supuesto sexo débil, que cómo no se revela más maduro y autocomplaciente. En definitiva se trata de una puesta al día de una constante en el cine español; la que en los cincuenta, sesenta y setenta presentaba, sobre todo en las comedias, al macho ibérico como un mamarracho contumaz, y a la mujer hermosa y cabal. Afortunadamente son otros tiempos y estos matices están suavizados y presentados con mayor sutileza.
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