Francia-Tailandia-USA-Suecia 2013 90 min.
Guión y dirección Nicolas Winding Refn Fotografía Larry Smith Música Cliff Martínez Intérpretes Ryan Gosling, Kristin Scott Thomas, Vithaya Pansringarm, Gordon Brown, Tom Burke, Yayaying Rhatha Phongam, Sahajak Boonthanakit
Estreno en España 31 octubre 2013
Quizás habría que ver las películas anteriores a esa excelente película que es Drive, pero que seguramente supone la mayor apuesta comercial del realizador danés Nicolas Winding Refn, para comprender esta desconcertante película. La trilogía Pusher y las cintas Bronson y Valhalla Rising pueden que estén en la esencia de este film que mezcla el tráfico de droga de la primera y la lucha como deporte de la segunda, en un ambiente de ultra ordenado caos en el que también se dan la mano viudas negras, prostíbulos, policías corruptos y ángeles de la venganza. Todo ello con una puesta en escena que en su tendencia a lo onírico y su gusto por el rojo recuerda al universo de David Lynch, al que también se adapta la banda sonora de Cliff Martínez; mientras en su ritmo, sus movimientos de cámara y sus inertes e inexpresivos personajes (salvo el personaje de Kristin Scott Thomas, que como en todo producto de violencia articulada que se precie, y para no traicionar el machismo inherente a este tipo de propuestas, representa a la mujer manipuladora que mueve los hilos de esas marionetas en sus manos que son los hombres), recuerda al cine de Sergio Leone, no en vano se estructura y escenifica como un western ambientado en una moderna y deshumanizada Tailandia. El resultado es un film irritante e inquietante a partes iguales, pretencioso porque va buscando de manera forzada su condición de obra de culto, y eminentemente caprichoso. Pero se agradece la marcada estilización de la violencia, la precisión de sus imágenes y la interpretación de esa gran actriz que es Kristin Scott Thomas, porque al personaje de Ryan Gosling apenas se le permite esbozar un par de gestos a lo largo de la película, de la misma forma que al aterrador personaje que incorpora Vithaya Pansringarm se le perfila también de forma parsimoniosa. Presentada en la sección oficial del último Festival de Cannes, donde tuvo una fría acogida y se le tildó de apología gratuita de la violencia, obtuvo sin embargo los premios a la mejor película en el Festival de Sydney y mejor fotografía en el de Sitges.
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