USA 2015 98 min.
Dirección Ken Kwapis Guión Michael Arndt y Bill Holderman, según el libro de Bill Bryson Fotografía John Bailey Música Nathan Larson Intérpretes Robert Redford, Nick Nolte, Emma Thompson, Mary Steenburgen, Kristen Schaal, Nick Offerman, R. Keith Harris, Susan McPhail Estreno en el Festival de Sundance 23 enero 2015; en Estados Unidos 2 septiembre 2015; en España 11 diciembre 2015
Detrás de la cámara de esta amable película se encuentra el realizador de dos comedias románticas, la esperpéntica Hasta que el cura nos separe y la coral Qué le pasa a los hombres, reciclado después en cineasta de inquietudes ecológicas con películas como Una aventura extraordinaria, en la que Drew Barrymore intenta salvar unas ballenas blancas, y ésta que nos ocupa, sin sobrepasar nunca el nivel de un buen artesano y sin más pretensiones. Ahí radica el mérito de esta singular película, porque aunque son muchos los grandes nombres que se dan cita para montarla, lo cierto es que no hay grandilocuencia ni megalomanía por ninguna parte en esta agradable crónica de viaje en el que la vejez y la experiencia en la vida tienen mucho que decir. Michael Arendt, uno de los guionistas de moda (Pequeña Miss Sunshine, Toy Story, El despertar de la fuerza) la firma con seudónimo, Rick Kerb (cuando escribe ciencia ficción, como Los juegos del hambre: En llamas u Oblivion, excepto en la muy gratificante última entrega de La guerra de las galaxias, firma con otro seudónimo, Michael DeBruyn). Le acompaña en el guión Bill Holderman, que debuta en este menester después de haber producido varias de las películas dirigidas por Redford, como Leones por corderos, La conspiración y Pacto de silencio. Otro veterano, John Bailey, se encarga de la fotografía, fundamental para recrear los magníficos paisajes naturales en los que se desarrolla la trama, con títulos a sus espaldas como Gente corriente, también de Redford, Reencuentro, Silverado y El turista accidental, las tres de Lawrence Kasdan, otro nombre ligado indefectiblemente a la saga de las galaxias. Y qué decir del reparto, viejas pero artísticamente muy en forma glorias que personifican la vertiente más conservadora, cuidada y responsable, Redford, y la más abandonada y despreocupada, Nolte, del hombre anciano y experimentado, junto a los cuales dos magníficas veteranas como Thompson y Steenburgen y otros intérpretes invitados les dan réplica para que en la función los dos protagonistas no acaparen todos los fotogramas y no lleguen a hacerse cansinos. Se trata de poner en imágenes el libro de viajes escrito por Bill Bryson, a quien en el film da vida el protagonista de Brubaker y Los tres días del Cóndor, que detalla las peripecias corridas junto a un antagonista conocido de su juventud por gran parte de los casi cuatro mil kilómetros que recorren la ruta de los Apalaches, algo así como una aventura de senderismo que en España podríamos equiparar a la del Camino de Santiago. El tono no abandona nunca la amabilidad y se mantiene siempre ligero y sereno, con divertidos golpes de humor, mientras se desaprovechan multitud de oportunidades para profundizar más en esta aventura vital cuando ya no hay marcha atrás y las posibilidades para embarcarse en cualquier tipo de nueva experiencia se pintan escasas. Pero se agradece el buen gusto, los extraordinarios paisajes, el buen hacer de unos intérpretes de probada solvencia y carisma, y sobre todo que no se juzgue a los personajes y su comportamiento. Hace un tiempo se estrenó otra con viaje y encuentro con la naturaleza de por medio, Salvaje, en la que Reese Witherspoon intentaba así redimirse de un pasado que muchos consideran turbio por los excesos del sexo y las drogas; aquí afortunadamente no hay nada de eso, sólo un mensaje vitalista de amor a la vida y al prójimo. La ilustración musical, con las canciones de Lord Huron a la cabeza, ayuda también al disfrute de esta humilde y encantadora cinta.
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