domingo, 14 de mayo de 2017

FILM SYMPHONY ORCHESTRA Y LA MÚSICA DE LAS GALAXIAS: ACOMPAÑÓ LA FUERZA

Concierto de Música de Cine de la Film Symphony Orchestra. Constantino Martínez-Orts, dirección. Programa: La Música de las Galaxias (temas de John Williams para las películas La guerra de las galaxias, El imperio contraataca, El retorno del Jedi, La amenaza fantasma, El ataque de los clones y El despertar de la fuerza).
Auditorio FIBES, sábado 13 de mayo de 2017

Martínez-Orts con su habitual atuendo Matrix, observado
por un soldado imperial en el Palau de la Música de Valencia
La del sábado fue una noche inolvidable para fans y admiradores de Eurovisión, que se quedaron en casa para sufrir una de las peores debacles de nuestra participación en el Festival, algo inédito desde la barca de Remedios Amaya, y los de las guerras galácticas de George Lucas, que acudieron a Fibes para palpitar con un concierto excepcional a cargo de la ya consagrada Film Symphony Orchestra valenciana. Los seguidores de ambas disciplinas tuvieron que elegir, y si se decantaron por las sensacionales partituras del gran e irrepetible John Williams, desde luego no salieron decepcionados. Y es que activos desde 2012, la orquesta ha mejorado considerablemente tras esas primeras giras, que en Sevilla siempre han recalado en el espectacular auditorio del Palacio de Congresos, y que tan decepcionantes nos parecieron como para saltarnos sus citas en posteriores ocasiones. Así hasta que un programa tan atractivo como el despachado en ésta atrajo nuestra curiosidad, y escépticos nos hemos topado con el mejor de cuantos conciertos de música de cine hemos disfrutado en los últimos años.

Chewbacca rodeado de admiradores, jóvenes y adultas
(foto: Francisco Tristán)
La fiesta en que los fans de la saga convierten cada concierto de esta singular orquesta, en su mayoría integrada por jóvenes intérpretes, se tradujo en mucho público ataviado como Darth Vader, Obi Wan Kenobi, Chewbacca o la más reciente Rey, sin olvidar la más elaborada de la noche, la caracterización de la princesa Amidala. Nadie pareció atreverse con el recuerdo de Carrie Fisher y su Princesa Leia ni con Yoda, no fueran a confundirle con el impopular Pujol. Espadas láser por doquier, unos juegos de iluminación muy acorde con la propuesta musical, y la comunión del muy respetuoso, numeroso y agradecido público, coronaron una noche de fiesta y celebración, que ni siquiera el sonido amplificado, muy sutil esta vez, logró ensombrecer. Aplaudimos también la ausencia de proyecciones, que como hemos comprobado en otras manifestaciones de corte similar, distraen mucho de lo que realmente importa, la música. El progreso indiscutible del conjunto y su apasionada batuta, logro indudable del esfuerzo y el entusiasmo, que les ha llevado incluso a acompañar la última edición de los Premios Goya, se hizo patente en una lectura brillante, enérgica y esmerada de los más populares temas de la saga iniciada hace justo cuarenta años.

Magníficamente caracterizados
Amidala y Darth Vader

(foto: Francisco Tristán)
Martínez-Orts hizo gala de una saludable elocuencia introduciendo cada tema con convincentes argumentos, mientras su enérgica dirección logró páginas impecables como El campo de asteroides del Episodio V o los temas de Rey y de la Resistencia del VII, a la vez que nos sorprendía con una versión inédita para gran orquesta y mucho swing del divertido Cantina Band que puso en pie a toda la platea. Magníficos los solos de trompa en los temas de amor de la trilogía clásica, de tuba y clarinete en el tema del antipático Jar Jar, o de arpa en el precioso tema de Annakin y Padmé. El programa alternó piezas de acción y carácter, salvadas con brío y una percusión muy trabajada desde el punto de vista estético, sin eclipsar ni agredir al resto del conjunto, y piezas relajadas, construidas con evidente sentido del vuelo lírico y puntuales y muy elocuentes ralentizaciones que potenciaron su carácter expresivo y emocional. Poderosos también los metales en una versión sensiblemente extendida del Desfile de banderas del Episodio I y la majestuosa Pompa y Circunstancia del Salón del Trono que puso final a la cita, antes de atacar en los bises con la imprescindible Marcha Imperial. Y todo con enormes dosis de fuerza, emoción y expresividad, sin limitarse a una lectura fiel de las partituras, seguramente muy costosas de conseguir para su interpretación en directo, sino prestando mucha atención a que el espíritu de Williams se mantuviera presente, justo como hay que abordar este repertorio.

Versión extendida del artículo publicado en El Correo de Andalucía

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