Sudáfrica 2016 106 min.
Dirección Oliver Schmitz Guión Brian Cox, según la novela de Chris Marnewick Fotografía Leah Striker Música Paul Hepker Intérpretes Steve Coogan, Garion Dowds, Andrea Riseborough, Robert Hobbs, Dean Lutz, Brett Williams, Carel Nel, Lauren Steyn, Matthew Dylan Roberts Estreno en el Festival de Berlín 12 febrero 2016; en España 12 mayo 2017
Más de ciento cincuenta reos fueron ejecutados mediante ahorcamiento en las cárceles de Sudáfrica en el año 1987, récord de aplicación de penas de muerte en ese país que durante tanto tiempo protagonizó las crónicas más negras e incivilizadas de la condición humanas. Ni que decir tiene que la inmensa mayoría de los ejecutados fueron de raza negra; una suerte de genocidio o limpieza étnica propiciada por las malas condiciones de vida de un colectivo condenado a delinquir y cometer los atroces crímenes por los que eran juzgados y sometidos a pura aniquilación. Esta barbaridad sirvió al ex magistrado Chris Marnewick para escribir su primera novela, en la que un abogado militante de la causa anti pena capital debe defender a un guardia de seguridad de una de estas cárceles del régimen del apartheid, acusado de un múltiple asesinato, basando su línea de defensa en la inestabilidad emocional de quien ha sufrido un estresante y delicado trabajo directo con la muerte. Hasta aquí el mérito incontestable de la película, contar uno de tantos cruentos detalles que hicieron indecente ese país llamado a ser adalid del progreso occidental en la primitiva África. Porque como película nos encontramos ante un producto muy básico, con un tratamiento demasiado convencional y plano de tan interesante material dramático. A lo que hay que sumar una escasa entidad en la definición de los personajes y una línea de análisis algo ambigua. Su realizador se limita a narrar los hechos con una fría caligrafía, mientras sus intérpretes apenas esbozan unos caracteres que debían revelarse inquietantes y poliédricos. De Steve Coogan sacó mucho más provecho Stephen Frears en Philomena, y hasta Michael Winterbottom en sus semidocumentales turístico-gastronómicos. Andrea Riseborough, a quien hemos visto junto a Tom Cruise en Oblivion , dando vida a Wallis Simpson a las órdenes de Madonna, o protagonizando otra cinta de juicios, el remake televisivo de Testigo de cargo, apenas tiene ocasión de lucirse en su papel de fiscal, mientras el joven Garion Dows debuta explotando un tic recurrente que poco aporta a su enigmático personaje. Parece no obstante que convenció en la sección Panorama de Berlín; desde entonces se ha paseado por muchos festivales, pero apenas se ha estrenado comercialmente en los Emiratos Árabes y aquí en España .
No hay comentarios:
Publicar un comentario