Dirección Carlos Therón Guion Cristóbal Garrido y Adolfo Valor Fotografía Ángel Iguacel Música Claudia Montero Intérpretes David Verdaguer, Ernesto Sevilla, Carlos Santos, Ernesto Alterio, Cristina Castaño, Miren Ibarguren, Amaia Salamanca, Mero González, Pedro Casablanc, Gracia Olayo, Luis Varela, Roger Berruezo Estreno 12 abril 2019
Los ingleses patentaron el humor negro, refinado e intelectual, mientras nosotros cada vez nos abandonamos más al humor negrísimo, zafio y descerebrado. El presente taquillazo ibérico es una auténtica fuga de cerebros, no en vano su director se encargó de la segunda parte de ese título, y luego perpetró el éxito comercial que fue Es por tu bien. Aquí se trata de hacer comedia sobre una base tan seria y preocupante como es el cada vez menor margen de prosperidad que representa la preparación académica y la sabiduría en un mundo dominado por el triunfo rápido y el enriquecimiento exprés, donde la mediocridad prevalece sobre el talento y el esfuerzo, como bien apostillan en una secuencia del film Verdaguer y Alterio.
El guion de Garrido y Valor, autores también de la inefable Cuerpo de élite y la más digna Promoción fantasma, además de la televisiva Fariña, se asienta también sobre lo grave que resulta ver una juventud narcotizada y al límite en todo lo que represente experiencia nueva y diversión sin tope. Cierto que la empresa se erige sobre un éxito italiano de hace cinco años, Smetto quando voglio, que a su vez parece deudor de la popular serie de televisión Breaking Bad, pero desaprovecha, no sé si en la original pero sí decididamente en este remake patrio, las posibilidades que ofrece, sin abandonar la comedia, tan alarmantes cuestiones. Ni los tres cerebritos de la función se comportan en ningún momento como tales, ni la atracción que ejercen sobre sus parejas parecen todo lo sanas que debieran en una sociedad que se pretende más justa e igualitaria, ni el narcotráfico y la intoxicación de los más jóvenes parece buen tema para la risa si no se hace con más tacto.
A pesar de todo lo apuntado, y de alguna otra muestra de pésimo gusto en un producto que se pretende liviano y banal, no podemos negar que Therón logra ritmo y encadenar gags visuales y verbales con cierta pericia y convicción, extrayendo de sus protagonistas la misma fiereza y convencimiento que exige el conjunto para conseguir lo que de hecho ha logrado, inflar la taquilla, no exenta por supuesto de una promoción machacona por parte de Mediaset, su productora, y hacer reír incluso a los más escépticos, entre los que nos incluimos.
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