Dirección Guy Ritchie Guión Guy Ritchie y John August, según el original de Ron Clements, Ted Elliott, John Musker y Terry Rossio Fotografía Alan Stewart Música Alan Menken Intérpretes Mena Massoud, Naomi Scott, Will Smith, Marwan Kenzari, Billy Magnussen, Nasim Pedrad, Numan Acar, Navid Negahban, Amir Boutros, Jordan A. Nash Estreno en Estados Unidos y España 24 mayo 2019
Ya lo hemos comentado en estas páginas miles de veces, la falta de imaginación imperante en el cada vez más decepcionante cine americano, especialmente el que basa todas sus cartas en el gran espectáculo, y muy particularmente el que surge de la Disney, que en su ambición sin límites ejerce su liderazgo falto de ideas y peligrosamente doctrinario también en las sagas Star Wars y Marvel. Cabe decir lo mismo de este engendro perpetrado por Guy Ritchie, que en algún momento fue interesante y prometedor (Snatch: Cerdos y diamentes, Lock & Stock) y cada vez resulta más macarra y perdido (Barridos por la marea, Sherlock Holmes, Rey Arturo: La leyenda de Excalibur), con la salvedad de la digna Operación UNCLE.
La que en su momento fuera una de las propuestas más simpáticas y menos dañinas de Disney, su particular revisión del clásico de Las mil y una noches, Aladino y la lámpara maravillosa, se ha convertido ahora en un hortera musical, lleno de colorido e infografía, que potencia los anacronismos del original y su vocación doctrinaria conservadora para entregarnos un producto en el que la diferencia de clases y el liderazgo ejercido por designación divina, llámese monarca, emperador o sultán, lo convierten en producto muy poco recomendable en su fondo ideológico para la educación de nuestros menores en libertad e igualdad. Como producto estrictamente cinematográfico, Ritchie se empeña en insuflar ritmo y acción a partir de su particular visión del cine, es decir videoclipera como ya practicara con su ex Madonna, evidente sobre todo en sus números musicales, muy especialmente Friend Like Me, tan deudores por otro lado de ese inevitable Bollywood que tan poco nos interesa y del que esta película parece querer ser su versión occidentalizada.
La cinta resulta anodina y anacrónica y sólo eleva su interés cuando aparece en escena Will Smith, y no tanto por él como por su hilarante personaje, el Genio de la función. Por su parte, Alan Menken reafirma sus horas bajas si comparamos la gracia y el ingenio de las composiciones originales de 1992, con la ya mencionada junto a A Whole New World y Prince Ali a la cabeza, frente al escaso relieve de la única nueva canción, Speechless, ahora con la colaboración de Benj Pasek y Justin Paul, los autores de El gran Showman y letristas de La La Land. Divierte y entretiene, pero a costa de succionar nuestras neuronas, que tanta falta nos hacen para orientar nuestro futuro de manera que no influyan tanto en él los poderes fácticos que andan detrás de estos productos mainstream. En fin, máxima rentabilidad, como con La bella y la bestia y El rey león: primero animación tradicional, después teatro musical y ahora ficción parcialmente real.
Crítica de Pepe Serrano en El Correo de Andalucía
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