Guión y dirección Jon Mikel Caballero Fotografía Tânia de Fonseca Música Luis Hernáiz Intérpretes Iria del Río, Adam Quintero, Nadia de Santiago, Jimmy Castro, Adrián Expósito, Irene Ruiz, Luis Tosar Estreno en el Festival de Málaga 18 marzo 2019; en salas comerciales 10 mayo 2019
Atrapado en el tiempo fue a principios de los noventa una divertida, original y entretenida comedia romántica que con el paso del tiempo se fue convirtiendo en eso que llaman película de culto. Su falta de pretensiones y su franqueza argumental contribuyeron sobremanera a esa distinción que solo otorga el paso de los años. A su sombra han sido varias las cintas que han intentado emular su éxito, o aprovechar su singularidad, la última de la cuales es este debut en el largometraje del joven realizador navarro Jon Mikel Caballero.
Ya en sus dos cortometrajes previos, Cenizo e Hibernación, ha demostrado su particular querencia por la ciencia ficción, que aquí aplica a un particular análisis generacional a través de las increíbles vivencias de una treintañera que emprende un fin de semana rural junto a su novio y otras dos parejas. Con un par de soluciones estéticas que marcan agradablemente su propuesta, esta joven atrapada en el tiempo vive en un bucle temporal y sentimental que parece denunciar lo deprisa que pasa nuestra vida, especialmente cuando cumplimos cierta edad y nos limitamos a cumplir las directrices que nos han marcado para llevar una existencia correcta y sin altibajos perceptibles. Aparentemente asistimos, como en aquel film protagonizado por Bill Murray, a una trama romántica en la que conservar el amor y la pareja se convierte en máxima prioridad; pero en el fondo parece que se nos quiera hablar de algo más trascendente, de buscar respuestas a una vida demasiado impuesta y predecible, e incluso de cierta desmotivación en una generación que disfruta de comodidades impensables en el pasado y sin embargo gravita ante la incerteza de un futuro poco estimulante.
Caballero procura jugar bien sus cartas, pero al contrario que su ilustre referente, naufraga a la hora de mostrar con naturalidad y convicción una serie de situaciones que lastran en su repetición y sus pretensiones un producto que podría haber suscitado más interés y simpatía en su hipnótico planteamiento si su rumbo y sentido hubiesen estado más definidos. En el reparto, todos jóvenes de experimentado bagaje, destacamos la presencia de Nadia de Santiago, la inolvidable Ali del sevillano Paco R. Baños, y la voz y la imagen de Luis Tosar, más congelada que la del resto de sus compañeros y compañeras.
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