USA 2021 117 min.
Dirección Questlove Fotografía Shawn Peters Documental Estreno en el Festival de Sundance 28 enero 2021; en Estados Unidos (Internet) 2 julio 2021; en España 16 julio 2021
Cuarenta años antes de que un hombre negro subiera a la presidencia de Estados Unidos, un festival de música afroamericana en el corazón del barrio negro por excelencia, Harlem, coincidió con el más mediático y recordado Festival de Woodstock, que celebraba el amor incondicional hippy de la supremacía blanca. El Harlem Cultural Festival supuso para su gente, la comunidad negra de Norteamérica, y por extensión la latina y otras marginales, un revulsivo, un antes y un después, la acuñación del término Black en lugar del Nigger, y la asunción de un Pride, un orgullo de raza y condición a través de la cultura de la música y el ritmo. Pero cuatro años después de que Obama dejara de ser presidente, las cosas no parecen haber mejorado mucho para esa comunidad, lo que sorprendente y amargamente hace que hoy se repitan situaciones, protestas e injusticias como las que sacudieron aquellos emblemáticos y decisivos años sesenta.
Aquel festival se grabó en su integridad para ser televisado, pero eso nunca llegó a suceder. Como tantos hechos, eventos y revoluciones, fue en su día silenciado por quienes ostentan el poder mediático, el de la información tantas veces mal gestionada en favor de los intereses de los poderes fácticos, fundamentalmente políticos y económicos. Seguramente el material se consideró subversivo e incómodo, inapropiado para la gran mayoría blanca, católica y bien pensante, y acabó archivada en los sótanos hasta que ahora ve la luz. Lamentablemente no lo hace de la forma que nos hubiera gustado, disfrutando de aquellas actuaciones irrepetibles e imperecederas. En su lugar, siguiendo las pautas del documental convencional, el festival está continuamente intervenido con testimonios en su mayoría intrascendentes, y material de archivo, sin duda interesante, sobre la situación en el país en aquellos momentos, con episodios como los magnicidios, la llegada del hombre a la Luna, los Panteras Negras y las protestas en las calles y sus correspondientes represalias, contextualizando en exceso un espectáculo que debería haber servido por sí mismo, dejando todo aquello para otros films que ya han aprovechado ese material dramático en muchas ocasiones, aunque nunca sean suficientes.
La presencia en el escenario, siempre de día para aprovechar la luz solar ante la falta de recursos técnicos que permitieran una iluminación adecuada, del reverendo Jesse Jackson, el promotor Tony Lawrence o el alcalde de Nueva York John Lindsay, además de las proclamas de algunos y algunas de las artistas convocadas, como Nina Simone, Stevie Wonder, Gladys Knight o David Ruffin de Temptations, deberían haber bastado para contextualizar el evento y proporcionarle ese cariz reivindicativo. Además, las actuaciones de leyendas como Mavis Staples, Mahalia Jackson, BB King o grupos como The 5th Dimension o Sly and The Family Stone, deberían bastar para ilustrar la rabia, el dolor y la impotencia por fin convertida en orgullo y exigencia tras siglos de esclavitud y abuso de un pueblo y una raza que son un fenómeno que nos ha hecho y nos hace vibrar a todo el mundo. También en su estructura sigue un esquema convencional de documental, dividiendo la propuesta en varios bloques, el Gospel, con Edwin Hawkins Singers y su mítico O Happy Day a la cabeza, la Motown, la música latina, con Ray Barreto como principal exponente, el jazz y el soul… En cuanto al material complementario, resulta revelador el entusiasmo de los entrevistados blancos sobre la llegada del hombre a la Luna, frente a la apatía de los negros, para quienes hay mucho que arreglar en este maltrecho planeta antes de colonizar otros. Premiada en Sundance con el Gran Premio del Jurado y el premio al Mejor Documental.
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