jueves, 6 de enero de 2022

DELICIOSO Política entre fogones

Título original: Délicieux
Francia-Bélgica 2021 112 min.
Dirección
Éric Besnard Guion Éric Besnard y Nicolas Boukhrief Fotografía Jean-Marie Dreujou Música Christophe Julien Intérpretes Grégory Gadebois, Isabelle Carré, Benjamin Lavernhe, Guillaume de Tonquédec, Christian Bouillette, Lorenzo Lefèbvre, Marie-Julie Baup Estreno en Australia 3 marzo 2021; en Francia 8 septiembre 2021; en España 5 enero 2021

De su extensa filmografía en España apenas conocemos Pastel de pera con lavanda, con más pena que gloria. Sin embargo Éric Besnard estrena ahora este Delicioso con todos los honores tras haberse pasado todo un año de certamen en certamen y con estrenos y preestrenos escalonados a lo largo y ancho del planeta, desde su preestreno en Francia hace justo un año, clausurar el Festival de San Sebastián y preestrenarse en nuestro país el pasado 13 de diciembre, y aterrizar definitivamente 
en nuestra cartelera a principios de este año y tocarnos (a algunos) la vena sensible con su carácter de fábula sobre gastronomía, romance y política. Todo esto a nuestro juicio bien sazonado y combinado para erigirse en perfecta metáfora culinaria sobre el final del vasallaje y los privilegios de la aristocracia, así como la democratización de los placeres terrenales; todo un preludio en forma de cuento a la Revolución Francesa.

Lamentablemente muchos de estos privilegios y abusos permanecen con el beneplácito e incluso la admiración de una sociedad anestesiada y víctima de la estulticia. Algo no obstante se ha conseguido en estos más de dos siglos desde que el pueblo estallara y se rebelara ante tanto abuso de poder, y esta es una película que lo celebra con sus mejores galas. Porque disfruta de una muy buena ambientación, hermosa fotografía y primorosas interpretaciones siempre desde una óptica amable y distendida que hace digerible la función merced a sus buenos ingredientes. Su pretexto es la supuesta creación del primer restaurante a partir de la expulsión de un magnífico chef del palacio donde sirve como consecuencia de un desafortunado episodio en el que ya se pone en evidencia mediante el trazo deliberadamente grueso y grotesco a una clase social deleznable y parásita, con la Iglesia a la cabeza.

Con tres elementos fundamentales en su estructura, la creatividad del chef, la lucha intelectual a partir de los postulados de Rousseau personificada en el hijo del primero, y el domino del protocolo y la sabiduría femenina en manos de la misteriosa y pertinaz aprendiz de cocina, confluyen para dar forma elegante y cálida a esta fábula sobre la emancipación del pueblo a través del aperturismo de la cocina gourmet a todo tipo de paladares. En el guiso no falta ni el advenedizo, el parásito que se adapta a cualquier régimen con tal de sobrevivir y sacar tajada, en este caso el intendente del palacio del detestable Duque de Chamfort. El conjunto, con la feliz recuperación de la excelente Isabelle Carré en nuestras pantallas, conforma un bodegón humano y político tan didáctico como emotivo, o así nos lo ha parecido a quienes la hemos disfrutado con la emoción y la sensibilidad a punto.

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