USA 2021 132 min.
Guion y dirección Aaron Sorkin Fotografía Jeff Cronenweth Música Daniel Pemberton Intérpretes Nicole Kidman, Javier Bardem, J.K. Simmons, Nina Arianda, Tony Hale, Alia Shawkat, Jake Lacy, Clark Gregg, Linda Lavin, Ronny Cox, John Rubinstein Estreno en Estados Unidos 10 diciembre 2021; en internet (Amazon Prime) 21 diciembre 2021
Tras el éxito el año pasado de El juicio de los 7 de Chicago, el director y guionista Aaron Sorkin (La red social, El ala oeste de la Casa Blanca) vuelve a radiografiar la política y sociedad norteamericana para poner en evidencia sus orígenes enfermizos a través de un fenómeno concreto, el show de televisión de los años cincuenta I Love Lucy. Nos cuenta así una historia de frustración, prejuicios y caza de brujas en una época crucial para la definición de la cultura que ha imperado en este mundo desde hace ya prácticamente un siglo. Partiendo del matrimonio formado por Lucille Ball y Desi Arnaz, la película de Sorkin se centra sobre todo en el personaje de ella, una mujer despierta e inteligente, sensual y aparentemente ecléctica a la que el sistema sin embargo marginó en papeles siempre cómicos con un punto mamarracho.
Tres ejes conforman el motor de esta cinta, la acusación de comunista de la protagonista, su embarazo y la salvación de su matrimonio, permanentemente amenazado por la promiscuidad sexual de él, un actor y músico de origen cubano que triunfó en Estados Unidos de la mano de su orquesta, el cine y los shows televisivos que primero protagonizó y luego produjo a través de la compañía fundada por él y su esposa, Desilu, detrás de la cual estuvieron también éxitos como Star Trek o Los intocables, antes de venderse y convertirse en Paramount Television. En este marco asistimos a la trágica crónica de una democracia, aparentemente la más sofisticada y adelantada del mundo por entonces, cuyo comportamiento tanto se asemejaba al de una dictadura que casi funcionaba como referente para gobiernos abiertamente totalitarios como Chile o España, según la época, como modelo en el que mirarse. Solo así se comprenden prejuicios como la diferencia de raza en el matrimonio como elemento ahuyentador de audiencia, el embarazo como fenómeno a ocultar en la televisión por sus connotaciones evidentemente sexuales, la simpatía por ideologías de izquierdas como factor de traición a la patria y el sistema, y otras circunstancias que hacían de la ciudadanía carne de presidio y marginación.
Con una férrea estructura que combina hábilmente episodios del pasado de la pareja y esa semana decisiva para sacar adelante el show, amenazado por las referidas acusaciones y el empeño del matrimonio por hacer valer sus opiniones y criterios por encima de los del productor y guionista de la serie, Jess Oppenheimer, asistimos a momentos relevantes de la vida de ambas estrellas, especialmente de ella, sensacionalmente interpretada con toda riqueza de matices y momentos de lucimiento excepcionales, por Nicole Kidman. Su frustrante carrera cinematográfica viene reflejada por su complejo de sustituta de Rita Hayworth (Su última danza) o Judy Holliday (Los apuros de Sally), a pesar de aglutinar éxitos como La Dubarry era una dama junto a Red Skelton, Un remolque larguísimo con el propio Arnaz, o ya en el último tramo de su carrera Tuyos, míos, nuestros con Henry Fonda, o el musical Mame, siempre explotando su vena cómica sin que se le permitiese abordar otros géneros para los que sin duda estaba dotada. Kidman encuentra en su meticulosa interpretación ese punto vulnerable y frustrado de la estrella, su innata inteligencia y su ingenio creativo, mientras Bardem nos ofrece otra de sus memorables actuaciones, en este caso atreviéndose incluso a cantar con resultados muy estimables. La música de Daniel Pemberton potencia en cada secuencia y situación la intensidad dramática que exige, mientras unos falsos testimonios de los tres guionistas de I Love Lucy imprimen carácter documental al agridulce conjunto.
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