domingo, 30 de enero de 2022

TODO HA IDO BIEN Cita con la muerte

Título original: Tout s’est bien passé
Francia 2021 112 min.
Guion y dirección
François Ozon, según la novela de Emmanuélle Bernheim Fotografía Hichame Alaouié Intérpretes Sophie Marceau, André Dussollier, Geraldine Pailhas, Charlotte Rampling, Hanna Schygulla, Grégory Gadebois, Éric Caravaca, Judith Magre, Jacques Nolot, Daniel Mesguich, Nathalie Richard Estreno en el Festival de Cannes  julio 2021; en Francia 22 septiembre 2021; en España 28 enero 2022


Tenemos la impresión de que el público y la crítica han tratado mal a esta película, o no la han entendido o hemos visto en ella cosas diferentes. Para empezar se dice y repite hasta la saciedad que su director, el afamado responsable de En la casa y las recientes Gracias a Dios y Verano del 85, no se posiciona ante el grave problema que plasma en esta película, la eutanasia. Tenemos en este punto una apreciación completamente divergente, considerando que no solo que se posiciona a favor sino que la banaliza y aboga por una sociedad mejor y más moderna en la que estas cuestiones no debieran ni plantearse, liberarnos aun más de la herencia castradora religiosa y sentirnos más dueños de nuestro cuerpo y destino.

En esta adaptación de las memorias autobiográficas de la escritora Emmanuélle Bernheim, a quien da vida con enérgica convicción una recuperada Sophie Marceau, quien fuera princesa en Braveheart y chica Bond en El mundo nunca es suficiente, su padre, un soberbio André Dussollier, acuerda una cita con la muerte que le libere de una vejez dependiente, sin que para ello tenga que ser el vegetal al que habitualmente se asocia esta todavía delicada cuestión en películas cruciales como Mar adentro o Million Dollar Baby, ambas de 2004. Ozon trata el tema, su argumento y personajes sin la carga melodramática que se le supone, con respeto y énfasis en las notas de humor y de color que la transitan, sin renunciar a la denuncia política y la apelación al amor familiar y la humanidad global.

El resultado es un film tan sobrio como humorísticamente sorprendente y saludable. Ozon y el libro en el que se basa se desarrolla en los siempre agradecidos ambientes burgueses en los que suenan Brahms, Schubert y Mozart y todo el mundo lee o al menos tiene suntuosas bibliotecas en sus elegantes domicilios. Pero esta vez ese detalle funciona más como ingrediente de esa misma denuncia política que como atractivo añadido a un film que se debería ver con la conciencia tranquila y los prejuicios a buen resguardo. La constatación de que los personajes homosexuales cada vez se introducen mayor naturalidad, sin necesidad de justificar una historia de amor imposible o salida del armario, es otro de los alicientes de una película a nuestro juicio incomprendida, que exorciza la tan temida muerte para otorgarle ese privilegiado significado de descanso y paz al que realmente deberíamos asociarla.

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