Desde que a principios de los noventa del siglo pasado, José María Benítez se uniera como uno más a la legión de gente apasionada de la música de cine que nos juntábamos en Sevilla a propósito de los Encuentros que sobre la materia se celebraban en la ciudad con carácter casi pionero, el productor y promotor no ha parado de escalar peldaños en este difícil y exclusivo mundo, sin conformarse con lo convencional y siempre buscando la excelencia. Así pasó a finales de esa década y principios del siglo XXI de publicar bandas sonoras de nuestro país, convirtiéndose en la primera fuente de recursos en la materia, a fundar el sello Quartet Records con el que lleva ya muchos años remasterizando bandas sonoras icónicas y editando versiones extendidas de algunas de ellas, siempre desde el prisma del respeto y la admiración más absoluta por el género. Incluso se ha atrevido a producir la grabación de partituras nunca antes editadas, a la manera en que sólo sellos británicos y norteamericanos se habían aventurado hasta entonces, reafirmando su vocación más internacional. Junto al compositor y director Fernando Velázquez cumplió así el sueño de muchos y muchas aficionadas de escuchar la música completa, y con el mejor sonido posible, de películas como La novia vestía de negro o Noche sin fin, ambas de Bernard Herrmann y con la Orquesta Nacional de Euskadi bajo la batuta del autor de Lo imposible, Ocho apellidos vascos y Un monstruo viene a verme.
John Barry en la época en que compuso Plan siniestro |
En Plan siniestro redujo su participación a apenas media hora y una orquesta muy reducida con la que creó una música atmosférica con protagonismo de marimbas, flautas, xilofón, arpa, piano y celesta, logrando momentos muy opresivos e inquietantes, especialmente en la secuencia del secuestro. A todo ello se adapta la reducida formación de la Orquesta de Córdoba con absoluta precisión y una gramática igualmente inquietante, alcanzando altas cotas de tensión y terror psicológico. Hasta el momento sólo conocíamos dos temas interpretados por la orquesta de John Barry, uno rítmico con toques pop que editó en single y otro más reposado y fiel que integró en el álbum Great Movie Sounds of John Barry de 1966, además de una esmerada suite de la Filarmónica de Praga incluida en el disco Walkabout del año 2000.
Ese primer compacto se completa con los apenas cinco minutos que Barry compuso para la adaptación que Christopher Hampton realizó del drama de Henrik Ibsen Casa de muñecas, dirigida por Patrick Garland, prestigioso director teatral en la que supuso su única incursión cinematográfica, e interpretada por Claire Bloom. La música contiene una sola y dulce melodía emulando el sonido de una cajita de música, sometida a diversas variaciones, la más interesante en forma de vivaz tarantela, que hasta ahora sólo había conocido una versión más inflada en cuanto a orquestación, que Barry incluyó en uno de sus muchos recopilatorios. Se da la circunstancia que ese mismo año 1973 Joseph Losey dirigió otra adaptación del mismo drama de contenido feminista, interpretado por Jane Fonda, y que Garland fue el artífice del musical de Barry en colaboración con su libretista habitual Don Black, que más éxito tuvo en el West End londinense, Billy.
El segundo compacto está dedicado a Katherine Hepburn y sus tres únicas incursiones en la televisión, cuando ya sobrepasaba con creces la edad de sesenta años. Se trata de El zoo de cristal, una de las muchas adaptaciones que se han hecho del famoso drama de tintes autobiográficos de Tennessee Williams, también de 1973, dirigida por Anthony Harvey, con quien Barry había ganado su tercer Oscar con El león en invierno. Igualmente breve y con sólo el piano como instrumento, que en la película interpretó el propio Barry y en esta esmerada grabación lo hace Sylvia Mkrtchian. La partitura gira en torno al personaje central, Laura, tan delicado como sus figuritas de cristal, y parte de una pieza de concierto que Barry proyectó para contar sus experiencias como adolescente tras el final de la Segunda Guerra Mundial. Barry grabó el tema principal arreglado para pequeña orquesta en su recopilatorio de 1974 Play It Again. Los otros dos telefilms han conocido grabaciones en forma de suites de la mano de la Filarmónica de Praga, que ha dedicado bajo la batuta de Nic Raine varias grabaciones al compositor inglés. Amor entre ruinas reunió por novena vez a George Cukor con Katharine Hepburn, y supuso la primera y única vez en que ésta actuó junto a Laurence Olivier, y la primera película de televisión que dirigió el responsable de My Fair Lady. Esta historia de amor otoñal en la era victoriana basada en una obra de James Costigan ganó seis Emmys. La música de Barry, que cuando fue llamado para escribirla estaba de vacaciones en Mallorca, gira en torno a un melancólico y exquisito vals con la voz de un clave como protagonista, cuya elegancia y romanticismo está perfectamente captada por Velázquez y la Orquesta de Córdoba.
Katharine Hepburn en Amor entre ruinas |
Con una duración similar a la de Amor entre ruinas se presenta la partitura de El trigo está verde (The Corn Is Green), otro telefilm que reunió de nuevo a Costigan, Cukor, Hepburn y Barry para contarnos el esfuerzo de una profesora rural de finales del siglo XIX por enseñar a un joven de la campiña galesa, tan prometedor como para aspirar a Oxford; una historia que ya conoció adaptación cinematográfica en 1945 con Bette Davis como protagonista. Tanto en éste como en el otro trabajo para Cukor incluido en este doble disco, Barry despliega un mayor abanico orquestal, que la de Córdoba aprovecha para exhibir todo su potencial y regalarnos una refinada y exquisita grabación. Los comentarios del especialista Jon Burlingame, en muchos de los cuales nos hemos basado para escribir esta reseña, añaden interés a este valioso disco germinado en nuestra tierra.
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