domingo, 21 de enero de 2024

LA ZONA DE INTERÉS Episodios banales junto al abismo

Título original: The Zone of Interest
Reino Unido-USA-Polonia 2023 106 min.
Guion y dirección
Jonathan Glazer, según la novela de Martin Amis Fotografía Lukasz Zal Música Mica Levi Intérpretes Sandra Hüller, Christian Friedel, Ralph Herforth, Freya Kreutzkam, Max Beck, Marie Rosa Tietjen, Ralph Zillmann, Imogen Kooge Estreno en el Festival de Cannes 19 mayo 2023; en Estados Unidos 15 diciembre 2023; en España 19 enero 2024

Jonathan Glazer estrena un largometraje cada diez años, pero entre medias dirige un puñado de cortometrajes, documentales también cortos y video-clips. La última película que estrenó fue la hipnótica y algo caprichosa Under the Skin, con Scarlett Johansson como protagonista, quizás su experiencia más marciana hasta el momento. Antes había llegado literalmente a fascinarnos con su misteriosa Reencarnación y una estupenda Nicole Kidman como protagonista. Con La zona de interés ha alcanzado el mayor reconocimiento de su carrera hasta la fecha. En ella adapta el penúltimo trabajo publicado del escritor británico Martin Amis, fallecido apenas unos días antes de la presentación de la película en Cannes, donde obtuvo el Gran Premio del Jurado.

Obsesionado con retratar el mal con un estilo depurado y profundamente pesimista, en La zona de interés nos muestra una cara novedosa del horro nazi. Y sin embargo no hay prácticamente nada en el film que no sepamos ya y no hayamos percibido con anterioridad. El hecho de que en esta ocasión no nos asomemos al abismo del holocausto y sólo lo intuyamos desde la idílica y colorista mansión en la que habita la familia de Rudolf Höss, el comandante encargado del campo de concentración de Auschwitz, no significa que no conozcamos a estas alturas de sobra esa banalidad del crimen y la maldad más absoluta que denuncia el libro y la cinta, y no nos sorprenda la calma y la cotidianeidad con la que esta familia de proletarios venidos a más, beneficiados por un régimen de terror y aniquilación, viven el día a día con esa insufrible máquina del terror justo al lado, sonando y humeando. El film ofrece una serie de cuadros luminosos, tanto como esos telefilms de sobremesa alemanes que programa nuestra televisión pública desde hace años, donde el verano invita al sosiego, a combatir el aburrimiento con paseos y juegos sin apenas atractivo, propios de quienes se sienten desubicados y no se han acostumbrado a una posición social para la que no han sido educados.

Apenas alguna escapada, ya hacia el final de la cinta, a los suntuosos despachos y salones donde se deciden las nuevas y perversas atrocidades, nos permiten observar a un Höss aún más desubicado, frente a un proceso de genocidio que se asume como solución necesaria, sin prestar atención a sus consecuencias, las que hoy desafortunadamente y sin explicación alguna estamos sufriendo con los papeles invertidos y estupefactos por lo poco o nada que somos capaces de aprender como raza siempre fascinada por esa banalidad del mal que el film retrata y hasta analiza desde su esencia y la escritura más aseada posible. No somos capaces sin embargo de interpretar esos pasajes oníricos rodados en negativo que acompañan relatos infantiles también teñidos de esa perversidad lacerante que informa el conjunto. Quizás sólo sean licencias caprichosas de un director diferente y poco convencional, tanto como la inquietante, turbadora y escueta banda sonora de Mica Levi que contribuye al malsano espectáculo diseñado por Glazer a partir de Amis.

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