miércoles, 4 de enero de 2023

AL DESCUBIERTO La importancia del periodismo de investigación

Título original: She Said
USA 2022 129 min.
Dirección
Maria Schrader Guion Rebecca Lenkiewicz, según el libro de Jodi Kantor y Megan Twohey Fotografía Natasha Braier Música Nicholas Britell Intérpretes Zoe Kazan, Carey Mulligan, Patricia Clarkson, André Braugher, Jennifer Ehle, Ashley Judd, Samantha Morton, Peter Friedman, Zach Grenier, Tom Pelphrey, Adam Shapiro, Angela Yeoh, Edward Astor Chin, Roxanna Hope Radja Estreno en Estados Unidos 18 noviembre 2022; en España 28 diciembre 2022

Inmediatamente después de estrenar la comedia feminista El hombre perfecto, la alemana Maria Schrader (Stefan Zweig: Adiós a Europa) ha sido fichada por el cine americano para poner en pie esta ambiciosa reconstrucción de uno de los casos más mediáticos de los últimos tiempos, punto de arranque además para todo un movimiento de liberación de la mujer frente al acoso sexual en el trabajo, el denominado Me Too. Aquí la película aterriza en plena polémica por la ley del Sí es sí, y con un espeluznante caso de machismo en el seno de una presuntamente prestigiosa empresa de cásting para azafatas de vuelo. Queda mucha mugre por limpiar en este y en muchísimos otros aspectos de la sociedad a nivel mundial, tanta que es imposible dejar el planeta mínimamente aseado.

El cine americano es experto en honrar el trabajo de los grandes profesionales, y en el marco del periodismo se maneja con cátedra, dando frutos tan estupendos como Todos los hombres del presidente en relación al caso Watergate, Spotlight sobre el abuso sexual en el obispado de Chicago, o Los archivos del Pentágono sobre el destape del Washington Post de décadas de mentiras e intrigas en el seno del gobierno. Schrader recupera el estilo sobrio, elegante y bien documentado de Alan J. Pakula y Sidney Lumet en esta apasionante película que, como suele ocurrir en este tipo de productos, se excede en la exhibición de personajes y situaciones, tanto como para perderse en ella, pero manteniendo la caligrafía tan correcta y pulcra como para entender el conjunto, que en esta ocasión se centra en los abusos que Harvey Weinstein, el famoso productor de Miramax, ejerció sobre muchas de las actrices y aspirantes a serlo, y otras profesionales que trabajaron con él. Un caso que en la versión de Ronan Farrow, hijo de Woody Allen y Mira Farrow, ya conocimos en forma de documental hace un par de años. No importa cuánto talento tuviera el depredador, la calidad que tuvo su trabajo, especialmente en la década de los noventa del pasado siglo, se trata de un monstruo en toda regla, capaz de malograr por siempre la vida de muchas mujeres, estigmatizarlas y en el peor de los casos, enterrarlas en vida. Weinstein cumple años de cárcel, lo que no se puede decir de otros idolatrados monstruos más cercanos cuyo trabajo parece seguir por encima de cuántas vidas hayan podido destruir. Pero She Said (Ella dijo en su título original) va más allá y nos presenta dos aguerridas hormiguitas, dos periodistas vocacionales, apasionadas de su trabajo, responsables y esforzadas, Jodi Kantor y Megan Twohey, que destaparon el crimen con la ayuda del director del New York Times, sensacional André Braugher, y su editora, siempre estupenda Patricia Clarkson, pero también de sus parejas, que de tan asumida que tienen la vocación de sus esposas y madres de sus hijos, no dudan en aparcar susceptibilidades y echar toda la mano que haga falta para que a ellas no le falten tiempo ni recursos.

Es el típico producto que tiene mucho que enseñar y mucho en qué mirarse, que nos ayuda a reflexionar y a mejorar en nuestro día a día y nuestra relación con los demás. No importa si sobre la materia se han hecho otras películas interesantes, como El escándalo, en torno a los abusos del director de la cadena Fox de noticias, siempre será bienvenido un trabajo tan sobrio y riguroso como éste, con tantas aristas y talentos, como el de Carey Mulligan, cuyo magnetismo hace que deseemos disfrutarla más tiempo en pantalla, y con aportaciones tan estimulantes como las de Ashley Judd interpretándose a sí misma, como una de las impulsoras, junto a Rose McGowan, de la campaña de desacreditación del productor, o las voces de Judith Godrèche o la mismísima Gwyneth Paltrow, víctimas también de su voraz apetito sexual.

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