sábado, 11 de febrero de 2023

EL IMPERFECTO MONOGRÁFICO VIVALDI DE AMANDINE BEYER

Gli Incogniti. Amandine Beyer, violín solista y dirección. Neven Lesage, oboe solista. Alba Roca y Vadym Makarenko, violines. Marta Páramo, viola. Marco Ceccato, violonchelo. Francesco Romano, tiorba. Baldomero Barciela, violone. Anna Fontana, clave y órgano. Programa: Le monde à l’envers (Conciertos de Vivaldi RV 114 en do mayor, 544 “Il Proteo” para violín y violonchelo en fa mayor, 344 para violín en la mayor, 543 para violín y oboe en fa mayor, 278 para violín en mi menor y 554 para violín, oboe y órgano en do mayor; Concierto Op. 9 nº 2 para oboe en re menor, de Albinoni). Espacio Turina, viernes 10 de febrero de 2023


Algunos y algunas de las intérpretes que acompañaron a Amandine Beyer en la última ocasión en que vino a nuestra ciudad junto a su grupo Gli Incogniti, volvieron a hacerlo esta vez una década después. Entre tanto, la controvertida violinista ha actuado aquí junto a la Barroca o en solitario, como esa integral de las sonatas y partitas de Bach, cuya segunda y última entrega tuvo lugar en este mismo escenario a finales de 2021, y donde demostró su fiereza y compromiso con una música que tanto adora y tanto sacrificio exige. Los monográficos son siempre objeto de riesgo; pueden resultar tan oportunos y eficaces como en esa ocasión apuntada, o pueden dar lugar a una experiencia algo monótona y reiterativa, como ocurrió anoche, no obstante la excelencia de las partituras convocadas, que el conjunto defendió con la fuerza y la precisión que demandan.

De Beyer ya no nos sorprende su manera de hacer, que tanto entusiasma a algunos y menos lo hacen a otras, que aún reconociendo su valía y su incontestable talento, no logramos sintonizar con unas formas que ahondan en las estridencias y los roces, generando un sonido áspero, frecuentemente seco y rugoso, con inoportunos cambios de color y ritmos mayoritariamente acelerados, perfectamente apreciables en sus intervenciones solistas. Mejor cuando su participación se integra entre los demás, entre ellas una Alba Roca cuyo regreso siempre agradecemos tras tanto tiempo antaño compartiendo éxito con la Barroca de Sevilla. Así ocurrió en el Concierto RV 114 a modo de sinfonía operística, que conjunto y directora abordaron con ahínco y decisión, marcando el estilo desenfadado y bailarín que imperaría el resto del concierto. En Il Proteo, nombre mítico con el que se conoce el RV 544, Beyer compartió la responsabilidad solista con el violonchelista de esta formación multinacional, Marco Ceccato. Mientras ella abundó en esas estridencias y asperezas apuntadas, el de él fue un sonido sedoso y aterciopelado, controlado en ambos casos pero con un fraseo más elegante y grácil en el violonchelista.

Un espléndido oboísta

También la intervención del oboísta Neven Lesage se saldó con la mejor nota posible, haciendo gala de un fraseo elegante y extremadamente ágil, un formidable control de la respiración y un sensacional equilibrio en el más célebre de los conciertos Op. 9 de Albinoni, y por extensión su obra más conocida, teniendo en cuenta que el popular Adagio ni es suyo ni se compuso en su época. Lástima que en el precioso adagio del Concierto nº 2 acusáramos cierta falta de sintonía entre el solista y el ripieno, algo acelerado y con una leve e incómoda sensación de mareo. Beyer como solista absoluta exhibió lo mejor de sí misma en el Concierto RV 278, con un Largo considerablemente sensible y emotivo, y lo peor, esas asperezas ya comentadas, en el RV 344, donde los movimientos ligeros extremos brillaron más y mejor que el lento, menos depurado y más quebradizo. Cabe pensar que lo suyo sea deliberado e intencionado, una cuestión de estilo y personalidad que se refleja también en la agilidad y el virtuosismo de las frases más ajetreadas.

Fluyó con naturalidad el diálogo entre Beyer y Lesage en el Concierto RV 543, pero fue sobre todo en el último, el triple concierto en do menor RV 554, un trabajo de espléndida madurez, donde ambos solistas y el órgano de Anna Fontana, que durante todo el concierto elevó el clave del continuo al nivel de la excelencia, brillaron en condiciones prácticamente parejas, ofreciendo un fin de fiesta tan amable como distendido. No podemos obviar la simpatía de la violinista, su fluido castellano y sus divertidas explicaciones de por qué salió al escenario con unas botas tan llamativas, que cambió por los zapatos inicialmente elegidos, más elegantes, en la segunda parte del concierto, como pueden apreciar en las fotos que acompañan esta reseña crítica.

Fotos: Luis Ollero
Artículo publicado en El Correo de Andalucía

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