martes, 23 de abril de 2013

TIERRA PROMETIDA Cuidar caballos enanos

Título original: Promised Land
USA 2013 107 min.
Dirección Gus Van Sant Guión Matt Damon y John Krasinski, según el argumento de Dave Eggers Fotografía Linus Sandgren Música Danny Elfman Intérpretes Matt Damon, John Krasinski, Frances McDormand, Rosemarie DeWitt, Scoot McNairy, Titus Welliver, Hal Holbrook Estreno en España 19 abril 2013

Matt Damon vuelve a contar con la complicidad de Gus Van Sant (El indomable Will Hunting y Gerry) en la dirección, y de su compañero de reparto en el guión (Ben Affleck y su hermano Casey lo fueron en las anteriormente citadas, y ahora es John Krasinski, cuyo único crédito como escritor data de 2009 con la película Brief Interviews with Hideous Men, que él mismo dirigió) para contarnos una historia que rezuma humanidad y un mensaje polidireccional con el que intenta que recuperemos algunos de nuestros valores básicos y fundamentales. Desde el inicio el personaje de Damon deja clara su motivación de garantía y progreso para ganarse la vida en el seno de una gran compañía cuyos tejemanejes éticos y empresariales le harán ir cambiando paulatina y previsiblemente de posición gracias a una fuerza moral y ética inquebrantable; no en vano el guión subraya a lo largo de la cinta su perfil de buen hombre. Él y una cómo no impagable Frances McDormand, cuya tierna relación a distancia con su hijo adolescente da algunas claves sobre el valor de las cosas sencillas e importantes que reivindica este libreto, se enfrentan al reto de convencer a toda una comunidad deprimida por los efectos de la crisis, de las bondades que la prospección de sus tierras en busca de un nuevo oro con forma de gas natural les habrá de reportar en términos económicos. Nos encontramos en la estela de un tema recurrente en el cine americano desde Frank Capra a Steven Zailian (Acción Civil): el enaltecimiento de los valores tradicionales que forjaron esa tierra prometida a la que emigraron millones de europeos, frente a la corrupción que representa el factor dólar apreciado con desmesura y desproporción. Los métodos de prospección de gas basados en la fracturación (fracking) se antojan expeditivos y desaconsejables desde el punto de vista medioambiental, pero su capacidad para generar ingresos está tan demostrada que gobiernos de todas las tendencias ideológicas sucumben ante su tentación y aprueban planes suicidas para su aplicación, como de hecho acaba de hacer el nuestro. Al fin y al cabo el dinero manda, y si va acompañado de gratificaciones extra, mejor. Los personajes de Damon y McDormand no son los ejecutivos agresivos que una empresa de este tipo necesita, pero sí son lo suficientemente eficaces y convincentes en su trabajo como para hacer creíble su maleabilidad. La agresividad se guarda para el ecologista de turno, otro tipo bueno aunque sólo sea por definición. El resto lo componen los habitantes de una apacible comunidad agrícola enclavada en el corazón de esa América tan perdida como el resto de Occidente entre tanta ambición y corrupción, que anhela ese regreso a valores clásicos, no por ello rancios ni reaccionarios, que hacen la vida más sencilla y amable, aunque para eso haya que resistirse al torpedeo continuo de publicidad sobre lujos que no necesitamos. La mirada de Damon, su interpretación contenida pero llena de expresividad, se convierte en nuestra conciencia, que despierta sin siquiera haber sufrido manipulación. La verdad está ahí y es transparente; Van Sant sólo nos la cuenta de forma elegante y sosegada. Son los políticos, bancos y grandes corporaciones quienes nos manipulan y controlan hasta la oposición. A nosotros únicamente nos queda reaccionar, y Van Sant y Damon nos avisan que cuidar de esas pequeñas cosas, a veces con forma de sorprendentes caballos enanos, puede ayudar.

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