Dirección Amma Asante Guión Misan Sagay Fotografía Ben Smithard Música Rachel Portman Intérpretes Gugu Mbatha-Raw, Tom Wilkinson, Sarah Gadon, Sam Reid, Emily Watson, Penelope Wilton, Miranda Richardson, James Norton, Tom Felton, Matthew Goode Estreno en España 15 agosto 2014
Dos mujeres afrobritánicas son las encargadas de llevar a la gran pantalla la apasionante e insólita historia verdadera de una mulata que llegó a situarse en la Gran Bretaña aristocrática de finales del siglo XVIII. Dido Elizabeth Belle nació del amor entre el almirante Sir John Lindsay y una esclava que falleció, con la fortuna de que a diferencia de otros niños que eran repudiados por sus padres aristócratas, ella fue reconocida y sujeta al cuidado y la responsabilidad de la familia del padre, lo que unido al hecho de que a su muerte la declaró libre y heredera, la convirtió en una mujer muy codiciada por la alta clase en decadencia económica. Su supuesta inteligencia la llevó sin embargo a involucrarse en la causa abolicionista, aprovechando la posición de su tutor y padre adoptivo, juez del Tribunal Supremo, y erigirse en inspiración e instigadora de cambios decisivos en la política esclavista de su país. No es de extrañar que hayan sido dos mujeres de raza negra, la realizadora Amma Asante y la guionista Misan Sagay, quienes hayan sentido la necesidad de traducir su historia a imágenes. Y lo han hecho de forma curiosa, evitando convertirse en mera crónica histórica salpicada de grandes gestas y gestos heroicos; sometiéndose más bien a la caligrafía de la novela romántica, tipo Jane Austen adelantada en el tiempo, con intrigas sentimentales como eje articulador de un argumento tan entretenido como ilustrativo. A pesar de una ambientación descuidada en algunos aspectos, como el de la música que se interpreta en salones y fiestas, y un acabado narrativo y estético muy próximo al pastel, la cinta se deja ver con interés y se beneficia de unas interpretaciones sobrias y en el caso de Wilkinson y Watson extraordinarias. Blanda en su resolución, se agradece al menos el optimismo y la dulzura que rezuma, además del evidente buen gusto que expide cada fotograma.
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