USA-Reino Unido-Alemania 2013 122 min.
Dirección Anton Corbijn Guión Andrew Bovell, según la novela de John LeCarré Fotografía Benoît Delhomme Música Herbert Grönemeyer Intérpretes Philip Seymour Hoffman, Rachel McAdams, Willem Dafoe, Robin Wright, Grigoriy Dobrygin,
Nina Hoss, Daniel Brühl, Mehdi Dehbi, Homayoun Erhsadi
Estreno en España 12 septiembre 2014
El mundo nunca está seguro; es más, al poder no le interesa que lo esté, le interesa un enemigo visible al que exhibir cuando se vence, humilla y doblega, pero que no desaparezca, no al menos hasta que surja otro. John LeCarré lo sabe bien y ha dedicado su fructífera carrera literaria a plasmarlo en sus novelas, siempre desde la óptica del más romántico de los agentes en este juego de dinero, poder y dominación: el espía. Las adaptaciones de sus novelas dan para un excelente ciclo cinematográfico, desde El espía que surgió del frío (1965) de Martin Ritt a El topo (2011) de Tomas Alfredson, pasando por Llamada para el muerto (1966) de Sidney Lumet, El espejo de los espías (1969) de Frank Pierson, La chica del tambor (1984) de George Roy Hill, La Casa Rusia (1990) de Fred Schepisi, El sastre de Panamá (2001) de John Boorman y El jardinero fiel (2005) de Fernando Meirelles, todas películas cuanto menos estimables, sin contar las cintas o series para televisión que se han hecho a partir de sus personajes, especialmente el emblemático Smiley. La guerra fría ha dado paso al terrorismo islámico y su pluma se ha hecho eco de ello. Anton Corbijn, cuya anterior película era también un thriller de carácter político, El americano, y dio el salto del videoclip (Madonna, Depeche Mode, Metallica) al cine con una biografía del líder del grupo musical Joy Division, Control, se ha encargado de esta multiestelar adaptación de la antepenúltima novela de LeCarré, con resultados desiguales. Su ritmo pausado se convierte en arma de doble filo, porque lo mismo afecta al interés por la trama que sirve para darle un toque de calidad a un conjunto que de esa forma se beneficia también de una caligrafía primorosa. No obstante peca de esa tendencia actual a no considerar una obra importante si no va acompañada de un metraje generoso; en este caso algún recorte en apuntes que poco a nada afectan a la trama hubiera aligerado el producto y redondeado sus resultados de cara a una mayor satisfacción. En cualquier modo la cinta acierta al reflexionar de la misma manera que lo hace su base literaria en la falsedad del sistema que nos sustenta, cómo somos engañados una y otra vez merced a un juego de poder que no respeta a nadie ni nada, en el que todo vale y todo se permite, siempre que en el juego otros factores, como por ejemplo la información, sustenten la versión oficial, la que interesa para que siempre haya buenos y malos y todo sea blanco o negro. Aún le falta destreza a Corbijn para manejar todos los recursos con mayor agilidad y una más afilada intencionalidad, pero disfrutar de las excelentes interpretaciones del estupendo reparto de la película bien merece su visionado. A Hoffman lo podemos ver en una de sus últimas apariciones antes de fallecer, lo que añade al producto un melancólico toque luctuoso; Rachel McAdams se esmera en su papel de abogada concienciada, mientras Willem Dafoe está extraordinario como banquero sin escrúpulos. A los menos conocidos los hemos visto en circuitos minoritarios: Nina Hoss en Bárbara, Grigoryi Dobrygin en How I Ended This Summer, Mehdi Dehbi en El hijo del otro y Homayoun Ershadi en El sabor de las cerezas. Todos y todas clavan sus intervenciones como fichas que el insaciable poder mueve a su antojo y discreción.
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