Dirección Miguel Cohan Guión Miguel y Ana Cohan, según la novela de Claudia Piñeiro Fotografía Rodrigo Pulpeiro Intérpretes Mercedes Morán, Daniel Fanego, Alberto Ammann, José Coronado, Norman Briski, Lito Cruz, Osmar Núñez, Marina Bellati Estreno en España 12 septiembre 2014
Siguiendo los esquemas clásicos del género policíaco, con un pie en Agatha Christie y otro en los seriales de televisión de los años setenta, Betibú plantea una inquietante intriga en torno al asesinato de un poderoso empresario en uno de los barrios más lujosos de Buenos Aires. Una famosa novelista será la encargada de ilustrar los avances de la investigación en una columna diaria para un importante periódico de la capital, asistida por dos periodistas especializados en temas policiales. La destreza con la que Miguel Cohan, de quien hace unos años vimos otro thriller, Sin retorno protagonizado por Leonardo Sbaraglia, mueve los generosos recursos puestos a su disposición, una estupenda dirección de intérpretes y un guión ejemplar con una estructura narrativa sólida y solvente, hacen que la cinta sea pura delicia y se siga con enorme interés. Muy bien rodada y estupendamente interpretada por un elenco que se ajusta a la perfección a sus personajes, empezando por la atractiva madurez de Mercedes Morán y la típica socarronería del zorro viejo al que da vida Daniel Fanego, la cinta juega al caso típico de los diez negritos (en este caso cinco) pero apuntando como principal interés a poner de manifiesto los entresijos del poder y los hilos que lo mueven todo en el actual sistema. Ni reyes ni aristócratas, ni militares ni políticos, hoy el poder lo ostentan organizaciones que lo controlan todo y a todos. Por eso a lo largo del guión se hacen continuas referencias a la toma de control y a las órdenes que vienen de arriba, nunca se sabe exactamente de dónde pero está claro que no son nubes lo único que tenemos sobre nuestras cabezas. Aunque su trama pueda parecer rocambolesca, es precisamente por lo bien contada que está y el cariño con que está rodada, que logra convencer, y desde luego entretener. Llama la atención la elegancia con la que está rodado este ejemplar policíaco, cómo se mueve la cámara y cómo se aprovechan los recursos técnicos y estéticos para recrear crímenes y escenas claves de la investigación. Se agradecen además los apuntes románticos y sentimentales que va destilando para definir mejor los caracteres y empatizar de forma más efectiva con ellos.
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