miércoles, 4 de febrero de 2015

PERFUME DE FELLINI EN EL CONCIERTO DE RICHARD GALLIANO QUINTET EN EL LOPE DE VEGA

Richard Galliano Quintet. Richard Galliano, acordeón. Nicolas Folmer, trompeta. Sylvian Le Provost, contrabajo. Gabriele Mirabassi, clarinete. Mattia Barbieri, batería. Programa: Homenaje a Nino Rota. Teatro Lope de Vega. Martes 3 de febrero de 2015

Richard Galliano
Desde que publicó a principios de 2012 su disco dedicado a Nino Rota, Richard Galliano ha paseado su repertorio por los más importantes escenarios del Mundo. El pasado martes le tocó el turno a nuestro Teatro Lope de Vega, tras varios años de ausencia en nuestra ciudad desde su actuación en 2007 en el Teatro Central junto al vibrafonista Gary Burton. Aunque a menor escala que otros colegas como Mancini, Bernstein o North, frecuentemente versionado por John Zorn, la música para el cine de Nino Rota, y muy especialmente la que compuso para Fellini, tiene muchas connotaciones jazzísticas que casan bien con el arte de la improvisación que tan magistralmente cultiva Galliano.

La socarronería y evidente sentido del cinismo y la ironía de la música de Nino Rota se prestan a exprimir sus posibilidades expresivas, y el espléndido conjunto liderado por el acordeonista francés superó con creces el reto. A diferencia de aquel espléndido disco de los 80, Amarcord Nino Rota, que reunía a artistas como Bill Frisell, Dave Samuels, Jaki Byard o Carla Bley, las versiones de Galliano y sus músicos son más respetuosas en términos melódicos. Con las desventuras de Zampano y Gelsomina como hilo conductor, el recorrido lo monopolizaron los títulos que Rota compuso para el director de La Strada, con paradas en I vitelloni, Las noches de Cabiria, La passerella di addio de Ocho y medio, La Dolce Vita y Amarcord, con la sola excepción del celebérrimo tema de amor de El padrino, que Rota en realidad compuso veinte años antes de estrenarse la película de Coppola para Fortunella, otro film protagonizado por Giulietta Massina.

Fellini y Rota
Tanto Galliano como el resto de su quinteto imprimieron a las partituras un estilo jocoso casi circense, con ornamentaciones e improvisaciones de carácter virtuoso y una muy estimulante y preciosista sensibilidad melódica. En el apartado técnico destacó el lucimiento encadenado de cada instrumentista en una de las múltiples variaciones que hicieron sobre los temas de La Strada, si bien el trompetista Nicolas Folmer, impecable a la hora de exhibir complejidad y buen gusto en las ornamentaciones, acusó imperfección en la línea melódica con frecuentes notas falsas. Le Provost dio cuerpo al conjunto desde un contrabajo que domina sin fisuras; Mirabassi destacó al clarinete con agilidades sobrenaturales a pesar de sus incómodas posturas; y Barbieri marcó el ritmo con fuerza, sin tregua ni salidas de tono. Galliano acarició el acordeón y la armónica dejando claro por qué es un maestro sólo comparable a su gran amigo Astor Piazzola.

Artículo publicado en El Correo de Andalucía

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