Guión y dirección Dan Gilroy Fotografía Robert Elswit Música James Newton Howard Intérpretes Jake Gyllenhaal, Rene Russo, Bill Paxton, Riz Ahmed, Kevin Rahm, Michael Hyatt Estreno en el Festival de Toronto 5 septiembre 2014; en Estados Unidos 31 octubre 2014; en España 30 enero 2015
El legado de Bourne y Acero Puro no presagiaban que el salto a la dirección de su guionista, Dan Gilroy, fuera a ser tan lúcido y satisfactorio. Nightcrawler, algo así como Adorador de la noche, es sencillamente una obra de orfebrería con una capacidad prodigiosa para perturbar y avergonzarnos de nosotros mismos. Pone en evidencia hasta qué punto nuestra sociedad actual ha perdido la inocencia y se ha sumido en un caos sin valores ni apenas ética ni moral. Escrita, realizada e interpretada con tal convicción que hace verosímil el paso de un ladrón y chatarrero de tres al cuarto a reportero de primera magnitud en un mundo implacable, parafraseando a Sidney Lumet, devorador de la tragedia ajena y ávido de sangre y vísceras. Nos estamos refiriendo a la moderna televisión, sus noticiarios llenos de morbo y obscenidad. Sin preparación alguna, ni académica ni profesional, el protagonista se sumerge cámara en mano en la noche de Los Angeles para ir ofreciendo todo tipo de sucesos en primer plano, que luego serán comprados y fagocitados en pantalla merced a otro personaje sin escrúpulos ni compasión, una productora a la que da vida la siempre estimulante Rene Russo, esposa en la vida real del realizador. Crápula y carroñero, este contemporáneo fotógrafo del pánico irá, ambición en mano, pasando de ilustrar la crónica actual a provocar él mismo los acontecimientos que harán que los índices de audiencia vayan subiendo. Medios de comunicación que se alimentan de la carroña humana, y lo que es peor, la provocan y hasta la inventan para satisfacer los estómagos de un público cada vez más alienado y vacío de valores. La narración va siguiendo con firmeza y gancho los derroteros de este desecho humano, seguro y convencido de tener un talento especial y dispuesto a explotarlo con ambición desmedida y a costa de barrer a quien se lo impida, sean compañeros de trabajo o competidores directos. Jake Gyllenhaal nos regala una interpretación antológica basada en miradas, matices y transformación física que identifican a la perfección la calaña del personaje al que da vida. La tensión está servida, sobre todo a partir de ciertos acontecimientos a la mitad de la película, mientras nos preguntamos si su nauseabundo contenido puede llegar a sorprender al espectador, si aún queda alguien con suficiente juicio y sentido moral para horrorizarse ante lo denunciado en este film demoledor.
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