USA 2014 106 min.
Dirección François Girard Guión Ben Ripley Fotografía David Franco Música Brian Byrne Intérpretes Garrett Wareing, Dustin Hoffman, Kathy Bates, Eddie Izzard, Kevin McHale, Josh Lucas, Debra Winger, Joe West, River Alexander, Dante Soriano, Erica Piccininni, Grant Venable Estreno en el Festival de Toronto 5 septiembre 2014; en Estados Unidos 3 abril 2015; en España 9 octubre 2015
Aunque su temática e incluso su promoción hacen recordar mucho a Los chicos del coro, se trata de algo absolutamente distinto: Un canto, nunca mejor dicho, a la verdadera naturaleza de la emoción por el arte, en este caso la música pura, excelsa y apasionante. Un retrato de la disciplina y el esfuerzo permanente de los niños que conforman el alumnado del American Boychoir School, a través de la mirada unas veces hostil y otras cándida de un proscrito de la sociedad, un joven desafortunado criado en un entorno difícil en un barrio imposible de la patética ciudad de Odessa de Texas, pero que gracias a un don natural para la música verá cómo entorno y futuro cambian ante sus impávidos ojos. Cabe aceptar que la trama argumental de esta entrañable cinta es endeble y predecible, pero es en su tratamiento, en cómo logra transmitir esa emoción por la música, la disciplina y la cultura, donde logra erigirse en un título importante muy a tener en cuenta. Sus artífices son enamorados confesos de la música; Girard inició su carrera cinematográfica con el galardonado documental Thirty Two Short Films About Glenn Gould, sobre el famoso pianista canadiense, al que siguió la película El violín rojo, donde la música del sensacional John Corigliano era protagonista fundamental. La decepcionante adaptación de la novela de Alessandro Baricco Seda y esta crónica de los desheredados redimidos por un don de la naturaleza, completan una filmografía en la que la música es tan importante como en los montajes de Sigfrido y Parsifal de Wagner en los que ha tomado parte como director escénico. Por otro lado, hace apenas tres años, Hoffman dio el salto a la dirección precisamente con El cuarteto, una comedia ambientada en una residencia para músicos ancianos, centrándose en cuatro voces que fueron míticas en su momento. Desconocemos el vínculo de Ben Ripley, el guionista de las tercera y cuarta parte de Species (estrenadas directamente en video) y Código Fuente, con la música, pero siendo el argumento el aspecto menos cautivador de la cinta, poco importa. Lo trascendente es esa emoción que destila, su pasión comedida y elegante pero efectiva, y el trabajo de un reparto que engrandece sus postulados, desde el jovencísimo Garrett Wareing, doblado en el canto por Benjamin P. Wenzelberg, a los veteranos Hoffman, impagable Kathy Bates, estupenda Debra Winger y acertado Josh Lucas. Sin olvidar, por supuesto, su excelsa banda sonora, con música de Tallis, Fauré, Britten o Händel, mereciendo incluso que perdonemos los arreglos perpetrados en su célebre Aleluya.
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