sábado, 24 de octubre de 2015

EXPERIMENTOS DISFRAZADOS DE AUDACIA EN EL FESTIVAL DE GUITARRA DE SEVILLA

VI Festival de la Guitarra de Sevilla. Cine para Guitarra: “Another Troy for Her” de Thomas Csaba ilustra “El gabinete del Doctor Caligari”, jueves 22. “Electrifying Stories” de Israel Sandoval ilustra “Tiempos modernos”, viernes 23. Sala Joaquín Turina, octubre 2015

Thomas Csaba
Hay que reconocer el mérito del excelente guitarrista sevillano Francisco Bernier de en apenas unos años colocar un festival como éste en la agenda de la ciudad, logrando apoyos institucionales y privados y sacando adelante con esfuerzo y mucha dedicación un sello discográfico dedicado al instrumento, la plana mayor de cuyos artistas se ha convocado en esta sexta edición del certamen. Cabe también destacar el concurso internacional que se celebra en el seno de este festival y del que han salido talentos como Thomas Csaba.

Este año se ha incorporado una original propuesta a la programación, proyectar películas mudas acompañadas de guitarra en directo a través de un discutible experimento bautizado como Cinema Dreams. La cumbre del expresionismo alemán El gabinete del Doctor Caligari de Robert Wiene contó con la aportación de Csaba, que adaptó a la proyección los temas incluidos en su última grabación para el sello de Bernier huyendo del cliché clásico de la sincronización y potenciación de las imágenes, como hacían los artesanos pianistas de la época. Podría haberse al menos optado por reflejar el espíritu de los personajes y situaciones planteadas en la película; por el contrario el peaje a pagar fue una total desvinculación entre imagen y sonido, incluyendo infidelidad al drama y despojo de tensión. Otra cosa fue el buen oficio del guitarrista francés desgranando piezas de Britten, Takemitsu y Maw con un toque relajado y meticuloso, muy atento a matices y acentos.

Una iconográfica imagen del film de Chaplin
Tiempos modernos no es exactamente una película muda, como tampoco lo es, por ejemplo, The Artist. Casi una década después de la aparición del cine sonoro Chaplin prefería seguir rodando a la antigua usanza, pero sin prescindir de una banda sonora que incluyera efectos de sonido y música, una espléndida partitura que él mismo silbó al compositor y arreglista David Raksin. En esta película además se pudo escuchar por primera vez la voz del cómico, cantando Titine. Nada de eso se respetó en un film ofrecido por lo tanto mutilado y sin títulos de crédito. Su magia, actualidad y comicidad siguen milagrosamente intactos, convocando a un público numeroso y entregado, lo que si duda asegura una mayor promoción del producto. La interpretación musical de Israel Sandoval no molestó por su carácter amable y distendido, afrontado con un estilo de jazz clásico tan personal como deudor de Ritenour o Metheny. Pero temas como My favourite things de Rodgers o Prelude to a kiss de Ellington (ni rastro de Smile, el popular standard de la película) poco o nada aportan a las imágenes. Fue como ver la cinta con el sonido bajado y escuchar un disco ajeno a la vez, ni más ni menos.

Artículo publicado en El Correo de Andalucía el domingo 25 de octubre de 2015

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