Dirección Atom Egoyan Guión Benjamin August Fotografía Paul Sarossy Música Mychael Danna Intérpretes Christopher Plummer, Dean Norris, Martin Landau, Henry Czernym, Jürgen Prochnow, Bruno Ganz, Peter DaCunha, James Cade, T. J. McGibbon, Kim Roberts Estreno Festival de Venecia 10 septiembre 2015; en Canadá 23 octubre 2015
Las últimas películas del director canadiense Atom Egoyan se han colocado de cara a la crítica especializada y los festivales que siempre le han servido de coartada, en una posición de evidente inferioridad con respecto a las cintas que en los noventa le dieron el privilegio de cineasta muy a tener en cuenta, con Exótica, El dulce porvenir y El viaje de Felicia como títulos de referencia. Apoltronado desde Ararat en una situación más complaciente y cómoda, películas como Chloe, Condenados o Cautivos se alejan mucho de aquellos prometedores años, pero eso no quiere decir que Remember no tenga su punto de interés. Básicamente es la historia de una venganza, la que perpetra un anciano con inicio de alzheimer contra el agente nazi que arruinó su vida cuando era un prisionero en Auschwitz, hoy reinsertado en la sociedad americana como si no hubiera pasado nada, con una identidad tan nueva como el pasado que se ha inventado y que con el paso de los años ha asumido como propio. Apunta por lo tanto cuestiones muy interesantes, como es la asunción de la mentira como verdad absoluta, o la fuerza de la voluntad como eje giratorio para llevar a cabo empresas imposibles según qué estado mental y físico, así como la capacidad de unas voluntades para manejar otras valiéndose de una supuesta situación de superioridad. Pero Egoyan y su guionista se pierden en todas estas intenciones y apenas aciertan a definir una trama ligeramente folletinesca, convencional y muy poco trabajada para hacer plausible la odisea de este anciano que recorre media América tan libre como desorientadamente, a pesar de sus mermadas facultades, que son la baza utilizada por su impulsador para triunfar en una tan arriesgada como improbable misión. El camino guarda algunas sorpresas y situaciones hitchcockianas que Egoyan maneja con hechuras televisivas, mientras lo mejor se encuentra en la interpretación de sus venerables protagonistas, desde un estupendo Christopher Plummer a un emotivo Martin Landau, pasando por los veteranos Jürgen Prochnow y Bruno Ganz. Pero lo que tendría que haber sido un Memento de geriátrico con exposición de una realidad siniestra e incómoda, se queda en un mero ejercicio de entretenimiento no muy digno ni especialmente efectivo que hace añorar películas como Los niños del Brasil, donde Lawrence Olivier daba vida a un cazador de nazis más conmovedor y Gregory Peck a un nazi más aterrador.
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