jueves, 6 de agosto de 2020

AXABEBA BUSCA AL REY EN EL ALCÁZAR

XXI Noches en los Jardines del Alcázar. Axabeba: Ángeles Núñez, canto solista y percusiones. Ignacio Gil, vientos históricos. José Luis Pastor, guitarra renacentista y vihuela de mano. Programa: La música en tiempos de Magallanes (obras del Cancionero Musical de Palacio, Alonso Mudarra, Luys de Narváez, Diego Pisador, Miguel de Fuenllana, Cancionero Musical de la Colombina y Juan del Encina). Miércoles 5 de agosto de 2020

Foto: Actidea
Que el emérito esté en paradero desconocido es una falta de respeto al pueblo al que se supone ha de servir, no tanto por constituir un peligro a la hora de someterse a la justicia que emborrona definitiva e indignamente una trayectoria tanto tiempo celebrada incluso por afines a la República, como por su condición de mantenido del Estado, lo que por fuerza limita su vida privada y lo distingue del resto de la ciudadanía, que no ostenta los privilegios que sí tiene él simplemente por derecho hereditario, ¿o debería decir divino? De cualquier forma hoy es el tema que más interesa para intentar una vez más desviarnos de las cosas que verdaderamente importan en un mundo acosado cada vez más por las desigualdades e injusticias sociales. Hasta Axabeba hizo anoche chistes sobre nuestro Wally Royal, y es que el programa venía muy a cuento, entre viajes y cortes en un no tan lejano Renacimiento que forjó los cimientos sobre los que todavía se asienta eso que creemos es una democracia, aunque su jefe de estado fuese elegido por un dictador y no por un pueblo supuestamente soberano. Los Reyes Católicos se las ingeniaron bien para influir incluso quinientos años después, y a ellos estuvo dedicada gran parte de este programa, como ya sucediera en el concierto de la Capilla Jerónimo Carrión de la semana pasada.

Cancionero de Palacio y maestros de la vihuela

Axabeba son ya rostros conocidos de las Noches del Alcázar, y su veteranía se reconoce no solo en los registros que ya atesoran y las múltiples ocasiones en que hemos tenido ocasión de disfrutarles, sino también en un control absoluto sobre el repertorio y el instrumental que abordan y, sobre todo, en un sonido transparente y brillante, preciso y seguro como pocas veces hemos tenido ocasión de apreciar en los dispersos y amplificados parajes del palacio sevillano, testigo mudo de tantas conspiraciones para someternos. Pero esta vez el viaje no se anclaba en Isabel y Fernando, sino que proseguía con más lógica y rigor por los reinados de Carlos I y Felipe II. El punto de partida fue el Cancionero Musical de Palacio o de Barbieri en honor a su descubridor, con una Danza alta de Francisco de la Torre que Ignacio Gil defendió de maravilla a la flauta de pico renacentista, con ornamentaciones de fuerte calado expresivo y emocional, y siguiendo con un Pase al agua, ma Julieta que marcó el estilo y línea de canto, siempre dulce, cálido y ligeramente aniñado de Ángeles Núñez. Además de destacar por su concentrado tañer, apreciable en piezas como la Pavana de Alonso Mudarra, maestro de la vihuela que trabajó y vivió en Sevilla, que desgranó con expresividad poética y un buen gusto intachable, José Luis Pastor lo hizo también por sus didácticas locuciones.

La noche estuvo marcada además por aires alegres y desenfadados, ideales para recrear esa atmósfera aventurera que debió presidir la gesta de Magallanes y Elcano, y aliviar las tensiones que sin duda debieron emerger como consecuencia de los mil inconvenientes que encontraron a su paso. Así piezas como La Tricotea San Martín la vea, y su imposible trabalenguas, el jubiloso Rodrigo Martines también del Cancionero de Palacio, o la muy colorista e idiomática Niña y Viña del Cancionero de la Colombina, conservado en Sevilla, que Gil acompañó con el particular sonido jocoso de la chirimía, y Núñez con el sutil toque del pandero a la vez que tiñó su voz de un aspecto más sensual y atrevido, se alternaron con romances de tema melancólico como La mañana de San Juan de Diego Pisador o Paseavase el rey moro de Luys de Narváez, completando así un plantel irrepetible de maestros españoles de la vihuela y la guitarra renacentista, y una experiencia refrescante para el público asistente.

Artículo publicado en El Correo de Andalucía

No hay comentarios:

Publicar un comentario