Dirección Gavin O’Connor Guion Brad Ingelsby y Gavin O’Connor Fotografía Eduard Grau Música Rob Simonsen Intérpretes Ben Affleck, Al Madrigal, Janina Gavankar, Michaela Watkins, Brandon Wilson, Will Ropp, Fernando Luis Vega, Charles Lott jr., Melvin Gregg, Ben Irving, Jeremy Radin, John Aylward Estreno en Estados Unidos 6 marzo 2020; en España 7 agosto 2020
No es el primer drama deportivo que dirige Gavin O’Connor; antes lo había hecho en El milagro con hockey sobre hielo y en Warrior con las artes marciales. A Affleck lo dirigió con anterioridad en el thriller criminal El contable, género que abordó también en al interesante Cuestión de honor, además del western en La venganza de Jane Doe. Una filmografía digna y discreta que de momento remata con este ensayo sobre el dolor y la redención, la de un hombre que disfrutó del sueño americano y vio cómo todo se iba por la alcantarilla a partir de un suceso catártico. Affleck regresa así a papeles de enjundia, con los que poder responsabilizarse y ofrecer un trabajo interpretativo notable, aunque en su caso no supere sus limitaciones habituales, traducidas en una expresión taciturna permanente y cierta mirada perdida.
Todo es sobriedad y una infinita tristeza en este drama sin embargo bien contado y con aspectos destacables. Una trama previsible desde el minuto cero y cargada de tópicos sobre el alcoholismo, la pérdida de autoestima y la falta de confianza de los demás y en sí mismo, siembran el campo perfecto para abrir un camino a la redención (ese camino de vuelta del título) a través del deporte. Antiguo jugador de baloncesto estrella en ligas universitarias, al personaje le llega el momento de salir del túnel en el que se ha perdido cuando le proponen entrenar a un equipo bastante torpe. Es ahí donde reside el mayor interés de la cinta, cuando ha de estimular y motivar a los jóvenes perdedores, insuflarles disciplina y coraje y lograr extraer oro donde no había más que chatarra. Lástima que dirección y guion se empeñen en lugares comunes y descuiden ese trabajo entre el entrenador y sus jugadores, que debiera haber sido más convincente, con un progreso más palpable y unas relaciones más elaboradas.
Pero interesa más el tormento del protagonista, su dolor y el ambiente sórdido en el que pretende aliviarlo, y por esos derroteros la cinta apenas alcanza niveles discretos, tanto dramáticos como psicoanalíticos. El trabajo del elenco interpretativo es notable y la cadencia narrativa en general bastante adecuada, mientras la música se revela demasiado enfática. Es curioso como estos productos pre pandemia los vemos ahora como documentos inexplicables sobre un pasado demasiado reciente y a la vez tan lejano ahora que las costumbres han sufrido tanta mutación.
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