Canadá 2019 124 min.
Guion y dirección Louise Archambault, según la novela de Jocelyne Saucier Fotografía Mathieu Laverdière Música David Rattlé y Andréa Bélanger Intérpretes Andrée Lachapelle, Gilbert Sicotte, Rémy Girard, Ève Landry, Éric Robidoux, Louise Portal, Kenneth Welsh Estreno en el Festival de Toronto 7 septiembre 2019; en Canadá 13 septiembre 2019; en España 5 marzo 2021
Fue una de las películas que se quedaron a las puertas de estreno justo el día en que el Gobierno decretó el estado de alarma y el confinamiento general. Un año después de aquello llega esta película intimista y paisajística dirigida con convencimiento por la canadiense Louise Archambault según las directrices planteadas por Jocelyne Saucier en su novela. Plantea el utópico retiro de unos ancianos a lo más recóndito de la naturaleza, huyendo de esa civilización controladora y condicionante en la que resulta tan difícil desplegar la plena libertad.
Pero para ello echa manos frecuentemente de los convencionalismos, porque difícil resulta digerir que una anciana con sus facultades muy mermadas desde prácticamente siempre, carne permanente de sanatorio y residencia, sea capaz de adaptarse a un entorno natural sin ayuda alguna, como también nos resulta poco plausible sobrevivir en ese entorno salvo que el clima acompañe, como de hecho ocurre durante el metraje, como si de uno de esos telefilms alemanes de sobremesa se tratara. Un enorme incendio ocurrido en un pasado no concretado, lleva a una fotógrafa e investigadora, que tampoco parece necesitar mucho para vivir en un mundo tan capitalista, a esos parajes y dar un revolcón a las hasta entonces apacibles vidas de los ancianos.
Cinco personajes y la sombra de un sexto fallecido, cuyas pinturas se pretende convertir en el gran enigma de la película, sirven junto a los espléndidos paisajes canadienses para dar forma a esta supuestamente poética crónica del envejecimiento y la libertad. Nosotros, ante el aburrimiento generalizado, nos quedamos con la curiosidad de comprobar una vez más la importancia del idioma, lo mucho que condiciona el carácter y el espíritu de los pueblos, vista una vez más cómo la Canadá francófona tiene tan poco que ver con el resto de Norteamérica y tanto con su Francia materna.
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