Foto: Marina Casanova |
Lo que más sentido da a la Navidad son los niños y las niñas, sus caras de ilusión ante la magia de las reuniones familiares, las luces, los reyes y los regalos. A ellos está dedicado año tras año el concierto especial de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla, un éxito que se repite cada temporada y llena el Teatro de la Maestranza. Un lleno absoluto que podría traducirse en germen necesario de una nueva melomanía que de perpetuidad a la música disfrutada en directo en nuestra ciudad. Con el Maestranza a rebosar, el siempre dicharachero Vladimir Dmitrienco ejerció un año más de artífice y maestro de ceremonias de tan entrañable encuentro, si bien hemos de observar su ligera pereza a la hora de dotar de contenidos al evento, pues prácticamente repite el esquema ya ofrecido en anteriores ediciones, sobre todo en la del año pasado. Cierto es que el público es tan cambiante como lo puedan ser las edades de las niñas y niños convocados, motivo que puede estimular las escasas modificaciones que el programa sufre de un año a otro.
Dmitrienco en primer término, junto a su violín |
La intervención de nuevo del coro del Colegio Yago del Aljarafe, es otra constante que provoca cierta sensación de deja vu. Con su director al frente, el enérgico y entusiasta John Richard Durant, el coro entonó los alegres villancicos y demás canciones convenientemente adaptadas con ahínco y responsabilidad. Siempre hay entre ellos y ellas alguna personita que llama poderosamente la atención por su gracia y desparpajo. Así que el Belén estuvo perfectamente montado para dar la bienvenida a la Navidad a través de quienes la miran con más ilusión, los y las más pequeñas y aquellas otras personas que aunque con más edad, mantienen ese espíritu infantil que hace que disfruten de estas fechas como quien más. Por los atriles de una ROSS colorista y reducida, desfilaron villancicos populares que el público fuimos invitados a entonar, los más tradicionales y clásicos que se siguen cantando en las reuniones familiares como si el tiempo se hubiera detenido al menos durante un par de semanas. La marimorena, de nuevo bajo la apariencia de la Marcha Radetzky, o Fun Fun Fun sobre la base de uno de los Conciertos de Brandeburgo de Bach, fueron algunos de estos clásicos de la Navidad.
En el apartado de rock classics brillaron unas atinadas versiones instrumentales, algunas de ellas adaptadas por Durant, del inevitable All I Want for Christmas Is You de Mariah Carey o Last Christmas de George Michael, mientras los standards americanos aparecieron bajo la forma de White Christmas (Blanca Navidad) de Irving Berlin, Santa Claus Is Coming to Town de John Coots, Jingle Bell Rock de Bobby Helms, Little Drummer Boy (El pequeño tamborilero) de Katherine Davis y Jingle Bells (Navidad Navidad) de James Pierpoint. Los más clásicos, Adeste Fideles de John Wade, Holy Night o Cantique de Noël de Adolphe Adam y Noche de Paz de Franz Grüber, completaron un programa que niños y adultos siguieron con atención y fidelidad a una cita que debiera ampliarse a una mayor diversidad, algo que sólo una buena educación cultural y especialmente musical podrá conseguir para que en un futuro muy próximo este tipo de espectáculos y los que llenan el Maestranza y otros espacios dejen de ser monopolio casi de ambientes aburguesados. Hoy volverá a repetirse ese lleno absoluto en la segunda entrega de este entrañable concierto. ¡Felices Fiestas a todos, y que la paz se haga visible entre nosotras!
Artículo publicado en El Correo de Andalucía
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