lunes, 18 de diciembre de 2023

HERMOSA ALTERNATIVA DE LA ROSS AL CUARTETO ISBILYA

4º Concierto del XXXIV Ciclo de Música de Cámara de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Cuarteto Isbilya: Miguel García Aguilar, violín. Daniel Ortiz Seco, viola. Leonel Contreras Ruiz, violonchelo. José María Perejón Bonet, piano. Programa: Cuarteto con piano nº 1 en Sol menor K. 478, de Mozart; Cuarteto para piano y cuerda nº 2 en La menor Op. 67, de Turina. Espacio Turina, domingo 17 de diciembre de 2023


No cabe duda de que hasta llegar aquí los componentes del joven Cuarteto Isbilya habrán practicado mucho en los conciertos que el conservatorio y otras instituciones organizan con ese objetivo. Pero estrenarse en un espacio como el de la calle Laraña, frente a un público que en su mayoría asiste puntualmente a los conciertos que celebran los maestros y maestras de nuestra Sinfónica, son palabras mayores y exigen un mayor nivel de responsabilidad que habrá suscitado una notable preocupación acompañada de un buen puñado de nervios, a todo lo cual los cuatro jóvenes se enfrentaron con soltura y enorme templanza. Los resultados no estuvieron quizás al nivel al que estamos acostumbrados, claro que eso habría sido una sorpresa mayúscula, pero cabe afirmar que hubo claros aciertos y motivos de satisfacción en este nuevo relevo de los conjuntos que operan en la ciudad. Con este concierto la Sinfónica prosigue su labor pedagógica en el Conservatorio Manuel Castillo, como se evidenció también el pasado viernes con el que la Joven Sinfónica de Sevilla ofreció en el Teatro Cajasol de la mano de Juventudes Musicales de Sevilla. Y con él además el Espacio Turina cerró su apretada agenda de este año, hasta que en enero reabra sus puertas para continuar con tan celebrada temporada.

En los atriles del Isbilya dos cuartetos con piano de muy distinta significancia e intencionalidad. La tonalidad en sol menor del primero de los dos que compuso Mozart da ya idea de su carácter trágico, poco asociado a la habitualmente grácil y ligera literatura con la que se identifica al genio de Salzburgo. Los músicos supieron ya desde el ataque de inicio transmitir ese carácter vehemente y turbio, de forma tan autoritaria como violenta, a lo que el piano se adhirió con espíritu dominante pero ya más templado sin llegar a ser apacible. En el desarrollo se perdieron notas, seguramente por el carácter atropellado con el que Perejón Bonet atacó el teclado, y hubo también fallos de afinación en la cuerda que ensombrecieron relativamente el trabajo de cada intérprete por separado, especialmente García Aguilar al violín, lo que no enturbió su entusiasmo y vitalidad, pero no los pasajes de conjunto, donde los cuatro se mostraron compenetrados, resueltos y seguros, logrando que la pieza adquiriera esa tensión dramática y ese contrapunto creciente que demanda, hasta alcanzar un fortissimo clímax conclusivo. En contraste, el andante manifestó dulzura y ternura, con un muy adecuado componente melancólico, y el allegro final estuvo henchido de vitalidad, con los intérpretes siempre atentos a esa rara combinación de drama y alegría que informa la pieza.

Cuando Turina compuso su Cuarteto para piano, violín, viola y violonchelo, se encontraba en una etapa en la que primaba la sencillez y la concisión, sin abandonar esa atención a la unidad formal y al procedimiento cíclico tan querido en su producción, así como la habitual presencia de expresión españolista, a todo lo cual se ciñeron con gracia y talento los integrantes del Isbilya. Aunque con alguna puntual caída de tensión, Leonel Contreras se lució al violonchelo en su decisiva aportación al andante inicial, mientras los demás acompañaron con delicadeza y capacidad de diálogo, incluido Daniel Ortiz a la viola, tan preciso en sus aportaciones en solitario como contribuyendo a dar al conjunto un apreciable cuerpo y músculo. El scherzo o vivo central contó con un buen trabajo de compenetración y carácter ajustadamente vehemente, reproducido también en el exultante e idiomático allegretto final. Como propina el conjunto optó por felicitarnos las fiestas con un medley entre un arreglo romántico del Canon de Pachelbel y el popular All I Want for Christmas Is You de Mariah Carey, aunque sonó más cerca de la versión que este año ha puesto de moda la veterana Brenda Lee.

Foto: Marina Casanova
Artículo publicado en El Correo de Andalucía

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