domingo, 10 de diciembre de 2023

MAESTRO Retrato difuso de un genio

USA 2023 129 min.
Dirección
Bradley Cooper Guion Bradley Cooper y Josh Singer Fotografía Matthew Libatique Música Leonard Bernstein adaptada por Yannick Nézet-Séguin Intérpretes Bradley Cooper, Carey Mulligan, Matt Bomer, Maya Hawke, Sarah Silverman, Gideon Glick Estreno en el Festival de Venecia 2 septiembre 2023; en Estados Unidos 22 noviembre 2023; en España 6 diciembre 2023; en Internet (Netflix) 20 diciembre 2023 

Como director, Bradley Cooper ha demostrado más ser un buen melómano que un realizador competente. Si con la cuarta revisión de Ha nacido una estrella mostraba un trabajo convencional, sin sorpresas a nivel dramático ni estilístico, con Maestro es tanta la ambición que se ha apoderado de él, que apenas consigue plasmar con un mínimo de emoción el devenir artístico y emocional de uno de los más grandes directores de orquesta del pasado siglo. Coinciden en cartelera dos biopics centrados más en la anécdota romántica de sus protagonistas que en su valía como artistas. Pero si en Saben aquell, David Trueba acierta en combinar esa relación matrimonial que le inspira con el progreso artístico del humorista Eugenio, Cooper en Maestro apenas logra hacer justicia al trabajo del genio como músico y creador, pretendiendo eso sí que todo su universo inquieto y creativo, así como su compleja personalidad, confluyan en el drama para dar idea de su talento como artista. Pero no lo consigue; la película se queda en una sucesión de ideas estéticas y un continuo ir y venir en la vida doméstica del homenajeado.

Afortunadamente ya no se hacen biopics para destrozar la imagen pública del retratado o la retratada, tampoco para enaltecerlos incondicionalmente borrando todo aquello que pueda estigmatizarles. Pero la actual corriente pretenciosa de llegar al alma del artista a través de emociones de carácter más onírico que realista, todavía no ha llegado a cuajar lo suficiente; prueba de ello es el que Blonde ofreció el año pasado con respecto a Marilyn Monroe. Una cascada de nombres ilustres de la cultura americana del pasado siglo, de Aaron Copland a Betty Comden, Jerome Robbins o Adolph Green y Claudio Arrau no logran estimular el placer de acercarse al insigne pianista, compositor y director de orquesta, mucho menos si el público no está familiarizado con sus personajes. La supuesta bisexualidad de Bernstein, ya que la homosexualidad estuvo siempre más cerca de la balanza, no resulta lo suficientemente atractiva a nivel dramático como para despertar nuestra emoción, ni tampoco lo hace su relación matrimonial con la actriz de origen chileno Felicia Montealegre.

Se echa de menos al Bernstein que compone en la intimidad, que viaja y triunfa por todo el mundo a la vez que lo hacía por ejemplo Karajan, o el que justificaba sus desavenencias con otros artistas contemporáneos como Glenn Gould. Un par de anécdotas sobre su forma de dirigir, más cerca de lo convencional que del análisis estricto, aunque con el acierto de ofrecer de la mano de Nézet-Séguin un adagietto de Mahler muy lento y paladeado, o reconstrucciones monumentales de la Segunda del compositor austriaco en la Catedral de Ely en el Reino Unido, no justifican plenamente el carácter musical de la propuesta. El mayor acierto del film acaba resultando la excelente caracterización de Cooper, un trabajo de peluquería y maquillaje realmente asombroso. Merece también destacarse la exquisita ambientación y las texturas fotográficas que la realzan, así como las muy esforzadas interpretaciones de la pareja protagonista. Pero en conjunto la cinta decepciona, pasa de puntillas por lo realmente importante en la vida de un artista de su talla, y se pierde en exceso en postales domésticas en las que abundan los diálogos superfluos o faltos de contenido. Paradigma de la época, como en Saben aquell aquí también se fuma mucho, pero ni Cooper ni sus prestigiosos productores Spielberg y Scorsese, tienen el detalle de avisarnos, como sí hace Trueba en su preciosa película.

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