Francia 2023 135 min.
Guion y dirección Tran Anh Hung, según la novela de Marcel Rouff Fotografía Jonathan Ricquebourg Intérpretes Juliette Binoche, Benoît Magimel, Emmanuel Salinger, Patrick D’Assumçao, Galatéa Bellugi, Jan Hammenecker, Frédéric Fisbach, Bonnie Chagneau-Ravoire Estreno en el Festival de Cannes 24 mayo 2023; en Francia 8 noviembre 2023; en España 20 diciembre 2023
Desde que saltara a la fama hace treinta años con su primera película, El olor de la papaya verde, el director vietnamita Tran Anh Hung apenas ha realizado unas ocho películas. Trece después de su celebrado trabajo Tokio Blues, con éste su tercer trabajo para Francia tras Escapada del infierno y Eternité, vuelve al aroma de la cocina, aprovechando que el país vecino siempre ha esgrimido la bandera de la alta costura y la alta cocina, acaparando así el estandarte de lo más exclusivo y exquisito. La gesta le ha valido el reconocimiento en Cannes como mejor director. Para la ocasión se ha basado en material ajeno, un libro del dramaturgo, poeta y escritor gastronómico suizo de finales del siglo XIX y principios del XX Marcel Rouff, en el que se narra la historia de seducción y amor entre un prestigioso chef y su fiel cocinera desde hace veinte años. Papeles a los que Magimel y Binoche se prestan con fervor casi reverencial para convencernos de una historia entre fogones de cuyos protagonistas nada sabemos y en los que mirando con perspectiva hemos de aceptar el carácter dominante del hombre frente al más sumiso de la mujer.
En plena efervescencia de la moda gastronómica, con periódicos y televisiones dedicando gran parte de su esfuerzo en promover la alta cocina, incluso en su insólita versión infantil, que también tiene su apartado en la película, el film arranca con media hora de preparativos culinarios que no hacen sino aletargar el interés de una cinta que sólo empieza a despertar bien entrado su largo metraje y del que apenas se nos invita a disfrutar del hipotético placer de platos primorosamente preparados y servidos, y de otras artes con las que se hace parangón, especialmente la pintura, ya sea el bodegón barroco, el claroscuro nórdico o el impresionismo que se hace patente en las escuetas pero muy hermosas secuencias exteriores.
También el director se reserva su particular estética oriental en una azulada secuencia nocturna en la que los dos protagonistas confiesan por primera vez sus recíprocos sentimientos. Todo ello hace que la película se disfrute con paladar exquisito, apoyado en una reconstrucción casi arqueológica de las formas de cocinar entre fogones y a fuego lento, como apostilla su por una vez más acertado título castellano, en una cocina en la que predominan los caldos, las salsas (secreto eterno del éxito de la cocina francesa) y las carnes de ave. Sólo una adaptación a piano de la Meditación de Thais de Massenet nos alivia de la ausencia de música ya en los créditos finales.
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