Francia-Canadá 2023 146 min.
Dirección Bertrand Bonnello Guion Bertrand Bonnello, Guillaume Bréaud y Benjamin Charbit, según el relato de Henry James "La bestia en la jungla" Fotografía Josée Deshaies Música Bertrand y Anna Bonnello Intérpretes Lèa Seydoux, George MacKay, Guslagie Marlanda, Dasha Nekrasova, Martin Scali, Elina Löwensohn, Marta Hoskins, Julia Faure, Kester Lovelace, Felicien Pinot, Laurent Lacotte, Pierre-François Garel Estreno en el Festival de Venecia 3 septiembre 2023; en Francia 7 febrero 2023; en España 27 marzo 2024
Bonnello lo ha vuelto a hacer, irritarnos con un dilatado metraje y unas maneras a menudo caprichosas, además de unas líneas de diálogo frecuentemente discursivas y pretenciosas, a partir de una inquietante historia ajena que pierde así parte de su fuelle y su fuerza. Su cine es definitivamente diferente y lo ha vuelto a demostrar con esta cinta que se pudo ver en la última y descafeinada edición del Festival de Cine de Sevilla, después de que su protagonista, una esforzada y omnipresente Léa Seydoux, se alzara con el premio a la mejor actriz en la Seminci. Pero además Bonnello lo ha vuelto a hacer porque se ha fijado en una historia que a su vez ha servido de base argumental para otra película realizada el mismo año, La bestia en la jungla de Patric Chiha, también presente en el festival sevillano y en la cartelera reciente. Ya ocurrió en 2024, cuando tanto Bonnello como Jalil Lespert estrenaron simultáneamente sus particulares biografías de Yves Saint Laurent, el primero contando con Gaspard Ulliel, a quien parece dedicar esta Bestia por su temprano fallecimiento hace un par de años.
La idea metafísica y trascendental sobre el amor, la soledad, la fatalidad y la falta de compromiso que pareció inspirar al autor de Otra vuelta de tuerca, se vuelve aquí en un producto moderadamente insufrible en el que dos amantes platónicos se encuentran en tres épocas distintas, el París de la Belle Époque, Los Angeles más o menos en la actualidad, y un futuro distópico dominado por la inteligencia artificial. Con esto el director francés juega a la nostalgia, la crónica del presente y la fantasía futurista o la imaginación, mientras somete a sus personajes a una serie de infortunios que definen la imposibilidad de consumar su amor, y que relaciona cada época con un mal concreto de ella, sea una histórica inundación en París, la criminalidad obsesiva estadounidense o la incapacidad de la fantasía androide en un futuro próximo. La aparición de muñecas en cada uno de sus episodios dan cierta uniformidad al conjunto, a la vez que funcionan como burda metáfora de nuestro papel como marionetas a merced del destino. Elementos que podrían provocar más fascinación de la que logran insuflar en un público que ve cómo sus expectativas se desmoronan paulatinamente y van engrosando ese pozo de desinterés en el que acaban muchas de las propuestas de una cartelera cada vez menos creativa.
La bestia del título pierde ese significativo en la jungla, que hacía referencia a la espera de un hipotético infortunio, frente a un más directo La bestia que parece referirse a un ser incapaz de comprometerse e incluso de llegar a más haciendo daño. Ni que decir tiene que Bonnello no traiciona el ambiente exquisito, lujoso y atractivo del original, y que tan recurrente resulta en el cine aunque poco o nada tenga que ver con el público que con él se deja embaucar. Meritorio el trabajo de Seydoux, así como el del joven británico George MacKay (El secreto de Marrowbone, 1917), dialogando indistintamente en francés e inglés, así como de los responsables de vestuario, lamentablemente despreciados en los recientes César. No tienen desperdicio los títulos de crédito, para cuyo acceso resulta imprescindible tener el escáner del móvil preparado.
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