lunes, 19 de mayo de 2025

EL INSTINTO ¿Thriller animalista?

España 2024 92 min.
Guion y dirección
Juan Albarracín Fotografía Iván Émery Música Pablo Serrano Intérpretes Javier Pereira, Fernando Cayo, Eva Llorach y la voz de José María del Río Estreno en salas 16 mayo 2025


La nómina de realizadores y realizadoras noveles en nuestro país no tiene límites, y el jovencísimo director lorquiano Juan Albarracín es uno de los últimos en incorporarse. Después de alzarse con un premio al mejor cortometraje por Un pinar salvaje en Cinema Jove, y cosechar un puñado de reconocimientos en festivales de segunda y tercera categoría a lo largo y ancho del planeta con este su debut en el largometraje, El instinto ha tenido que esperar nueve meses desde que se pudo ver por primera vez para su estreno en salas comerciales. Supone un prometedor primer trabajo con el que Albarracín demuestra cierta pericia a la hora de plantear conflictos y mover la cámara con el fin de provocar un perturbador desasosiego.

La trama combina un vehemente duelo interpretativo, físico y psicológico entre dos únicos personajes, completados con un tercer vértice que funciona como catalizador de emociones y lazo de unión entre las dos fuertes personalidades que se enzarzan en una guerra sin cuartel y en un único escenario, a la manera de La huella o La trampa de la muerte, pero sin tregua para el humor ni al distensión, marcado sólo por el mal rollo y la truculencia sadomasoquista. No está naturalmente a la altura de estos forzados referentes, pero está tratada con tal ambigüedad que a lo largo de su hora y media escueta de duración, nuestra percepción del sentido y la razón de ser del conjunto va cambiando paulatinamente, aunque nos quedamos con una lectura animalista en la que se exhibe la tortura a la que tantos perros son sometidos para adiestrarlos con fines serviles, especialmente cuando de cazar se trata.

Pero a lo largo de la función percibimos que nos falta información, que algunos detalles de guion resultan forzados y que las motivaciones de cada uno de los personajes, uno para justificar su agorafobia y el otro su particular instinto, quedan muy difuminadas. Con todo, y como primer largometraje, cabe dar la enhorabuena a su director, y desearle una interesante carrera si tiene cabida entre tanto y tanta debutante expectante. Conviene aplaudir también el excelente trabajo del dúo protagonista, incluyendo la recuperación de un sufriente Javier Pereira, protagonista de los primeros largometrajes de Rodrigo Sorogoyen en solitario, Stockholm y Que Dios nos perdone, y un tanto perdido entre cortos y series, ausente de la gran pantalla durante largos años.

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