Eva Hache, divertida y glamurosa |
Habrá que felicitar a la Academia, a la realización y a la presentadora Eva Hache por el buen espectáculo que ofrecieron la noche de los Goyas. Por fin una gala de gran altura, adecuado ritmo y excelente buen gusto, a pesar de los "ojetes" de Carlos Areces y Santiago Segura; claro que hasta para decir esa palabra hubo gracia e ingenio.
Dejando al margen lo poco atinadas que estaban unas nominaciones que ningunearon el cine arriesgado (La mitad de Oscar de Manuel Martín Cuenca y Los pasos dobles de Isaki Lacuesta, ganadora de la Concha de Oro en el Festival de San Sebastián) y los grandes éxitos comerciales de la temporada (La cara oculta, Lo contrario al amor y Torrente 4 en 3D tenían cada una, en sus modalidades, aciertos considerables), y encumbraron en exceso las cinco películas más nominadas, sin hablar de las sempiternas candidaturas de estrellas de Hollywood que se van de vacío (una cuestión sobre la que Segura estuvo sobrado de gracia). Caso flagrante el de Woody Allen como aspirante al mejor guión por Midnight in Paris, a propósito de la participación en su producción del catalán Jaume Roures y Mediapro; si había que considerar esta magnífica película, mejor hacerlo en varios apartados, y si no mejor obviarla, al final para que un guión tan ingenioso y original como ese perdiese ante el más convencional y clásico de Enrique Urbizu, sin menospreciar las considerables virtudes de su película, No habrá paz para los malvados.
Ana Wagener recogió un merecidísimo Goya por La voz dormida |
Apenas sorpresas en el palmarés, si exceptuamos que José Mota no recibiera el galardón al mejor actor revelación del año, en favor de Jan Cornet, más coherente con la filosofía e intención del premio, por La piel que habito. También el Goya al mejor guión adaptado deparó alguna sorpresa, al recaer en los responsables de adaptar el cómic de Paco Roca Arrugas al cine de dibujos animados. Benito Zambrano por adaptar a Dulce Chacón en La voz dormida y Pedro Almodóvar por hacer lo propio con la novela Tarántula de Thierry Jonqet en La piel que habito, parecían apuestas más seguras. Pero lo cierto es que los galardones estuvieron muy bien repartidos entre todos los títulos importantes aspirantes, y ni siquiera Blackthorn se fue de vacío, de lo cual nos alegramos por tratarse de un título arriesgado y muy bien manufacturado.
Pero vayamos a la ceremonia, la mejor sin duda y con diferencia de estos 26 años de recorrido. Porque han habido buenos presentadores, especialmente Rosa Mª Sardá, aunque también Buenafuente ha hecho trabajos dignos. Pero a la excelente y divertida labor de Eva Hache, en el escenario y en los elaborados e ingeniosos clips de presentación de las películas nominadas, hay que añadir el buen trabajo también de Cayetana Guillén Cuervo en unos simpáticos clips sobre consejos para llevar la gala a buen término. Y mención especial para unos numeros musicales espléndidos: el de arranque con nuestro star system animándose a cantar y bailar con envidiable profesionalidad, Victoria Abril incluida, y con algunos y algunas de los candidatos participando desde sus butacas; y el de presentación de las canciones nominadas a ritmo de estupendo rap con El Langui de maestro de cermonias y unos divertidos secundarios, especialmente Juan Diego, a excepción de un soso y desentonado Antonio Resines.
Espléndida Alfombra Roja, como demuestra la guapísima Belén Rueda |
La indumentaria y el comportamiento de presentadores y galardonados también fue encomiables. Primó la elegancia absoluta y por extensión la belleza. Agradecimientos en su mayoría escuetos y muy bien dichos, con emotivos recuerdos para las familias, los equipos y los compañeros y compañeras de candidatura. Muy buen ambiente y mucha profesionalidad, y si alguien se pasó de tiempo, lo hizo con respeto y teniendo cosas interesantes que decir. Kike Maíllo, al recoger el premio al mejor director novel, estuvo muy acertado al levantar a la joven protagonista de Eva, Claudia Vega, y aconsejarle públicamente que estudiara mucho para alcanzar una buena meta en la vida. Muy celebrada también la comparecencia en el discurso oficial no sólo del Presidente de la Academia, Enrique González Macho, productor y distribuidor muy concienciado con la versión original, y las dos vicepresidentas, Marta Etura y la realizadora Judith Colell (Elisa K), aunque el discurso del primero fuera excesivamente largo y redundante, aunque acertado.
¡Qué talento tiene este tío! |
Emotivos los aplausos a la recuperada Silvia Abascal y a la ausente, por una gripe, Josefina Molina, Goya de Honor, cuyo video de reconocimiento estuvo muy acertado y sentimental. También el recuerdo a los desaparecidos del 2011 fue muy emotivo, sin olvidar a nadie en la profesión, incluidos críticos y la fundadora de Fotogramas. Genial e hilarante la intervención de Santiago Segura, y necesaria la reivindicación de Isabel Coixet del Juez Garzón.
Al final que Anonymous y El Muletilla se colaran en la fiesta fue lo de menos. Melanie Grifith parece que se lo pasó muy bien, a pesar de los inconvenientes idiomáticos, y dimos muy buen espectáculo y una excelente imagen. Está claro que el nuevo presidente de la Academia y su equipo son personas muy inteligentes, porque si seguimos así le vamos a hacer un gran favor a nuestro cine.
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