De izquiera a derecha: Andrés Moreno Mengíbar, Gregorio Serrano, Rafael Rodríguez, Miguel Rus y Ramón Serrera |
No cabe duda de que la nuestra es una ciudad privilegiada, llena de encanto y con muchos alicientes para atraer a gente de todo el Mundo. A sus monumentos, sus fiestas y su riquísimo patrimonio material e inmaterial tenemos que añadir el hecho de ser posiblemente la ciudad de todo el planeta más relacionada con la ópera, sea por haber servido de escenario, porque sus personajes hayan inspirado muchos títulos o porque la ciudad o sus habitantes sean referidos en otros, lo cierto es que los profesores Andrés Moreno Mengíbar y Ramón María Serrera han conseguido reunir hasta ciento cincuenta y tres óperas directa o indirectamente relacionadas con Sevilla. El pasado viernes 10 de mayo se presentó en la sala de prensa del Teatro de la Maestranza el libro que las recoge, enmarcado dentro del ambicioso proyecto Sevilla Ciudad de Ópera, impulsado desde la Junta de Andalucía, el Ayuntamiento de Sevilla y la Confederación de Empresarios Sevillanos. Por eso, además de los autores, estuvieron en el acto representantes institucionales cuyas locuciones giraron sobre la sempiterna y tan cacareada necesidad de “poner en valor” (expresión tan burda como de moda en los círculos políticos) el patrimonio cultural… y no sé cuántos años van ya hablando siempre de lo mismo sin hacer nada contundente y definitivo. Sevilla tiene unos gestores mediocres que creen haberla inventado ellos, olvidando que una vez fue centro del Mundo; precisamente por eso, entre otras razones, ostenta el récord de mayor número de óperas relacionadas con ella. Todavía recuerdo cómo hubo que crear una Comisión de Cine (Sevilla Film Commission) para que no volviera a suscitarse un escándalo como el que generó la descoordinación a la hora de otorgar licencia para rodar Misión Imposible 2, por lo que sus productores tuvieron que recrearla con tal desacierto que provocó resultados poco favorecedores para la ciudad. Aquí siempre hay que estar creando comisiones, oficinas y demás lindeces para hacer el trabajo que podían perfectamente hacer nuestras instituciones, sin inversiones extraordinarias, si fueran realmente efectivas y resolutorias. Claro que se trata de hacer negocio, gastar para beneficio de unos pocos y pocas, con resultados a menudo pobres e insatisfactorios. Ojalá me equivoque y lo de Sevilla Ciudad de Ópera sirva para algo. Lo cierto es que los discursitos leídos de Miguel Rus Palacios, presidente de la Confederación de Empresarios, y muy especialmente del Consejero de Turismo y Comercio de la Junta de Andalucía, Rafael Rodríguez Bermúdez, fueron soporíferos y vergonzantes en su eterno y folclórico argumento de venta de la ciudad, siendo además el del segundo innecesariamente largo y reiterativo. Más sucinto, espontáneo y acertado, además de generoso con los autores, fue el del Delegado de Empleo, Economía, Fiestas Mayores y Turismo del Ayuntamiento, Gregorio Serrano López.
El barbero de Sevilla en el Maestranza (1998) |
Sevilla, Ciudad de 150 óperas es como la base sobre la que asentarse este ambicioso proyecto, erigiéndose como un sorprendente catálogo en el que se han superado en veinticinco el número de óperas ya catalogadas hace tres años en otro libro anterior de los mismos autores. Al margen de obras cumbres como Don Giovanni y Las bodas de Fígaro de Mozart, Fidelio de Beethoven, El barbero de Sevilla de Rossini, La favorita de Donizetti, La fuerza del destino de Verdi y Carmen de Bizet, la razón de esa ingente cantidad de títulos líricos hay que encontrarla en la popularidad de algunos de estos personajes, que han provocado multitud de adaptaciones por grandes maestros y otros no tanto. Este trabajo reúne títulos ambientados total o parcialmente en Sevilla, otros cuyos personajes están relacionados con ella aunque se ambienten en otros lugares, y otros títulos inspirados en personajes o espacios sevillanos, aunque hayan sido modificados en la versión definitiva. No pretende ser exhaustivo sino abrir una ventana a gente interesada para explorar nuevas vías e indagar sobre las pistas apuntadas, quizás por eso en muchos casos hay ausencia casi total de información, perdonable cuando son obras muy antiguas y olvidadas, pero no tanto cuando son recientes, como Los fantasmas de Versalles, una ópera de John Corigliano estrenada en 1991 por Teresa Stratas y Renée Fleming en la que el espectro de Beaumarchais entretiene al de Maria Antonieta con una representación de La madre culpable en la que los intérpretes son Almaviva, Susana y Fígaro. Un caso inexplicable cuando además se incluyen en el libro fotografías del montaje del Metropolitan de esta ópera así como de su autor.
Don Giovanni, producción propia del Maestranza (2008) |
La lista empieza y termina con Don Juan, concretamente con L’impio punito de Alessandro Melani (1669) e Il disoluto assolto de Azio Corghi según libreto de José Saramago (2006), circunstancia que Moreno Mengíbar destacó muy oportunamente en la presentación desde el punto de vista de la moral imperante en cada época. Los personajes creados por Tirso de Molina y Beaumarchais son con diferencia los más transitados, a los que hay que añadir los amores de María Padilla y Pedro I el Cruel, que han inspirado varias La fuerza de la virtud, varias Siface, un Creonte de Alessandro Scarlatti o un Rodrigo de Haendel parcialmente recuperado entre otros por Al Ayre Español. Y si este año hemos asistido a un nuevo montaje de El gato montés de Penella, y hace unos años pudimos disfrutar en el Lope de Vega de un Don Giovanni de Gazzaniga, sin olvidar el esfuerzo que está haciendo el crítico y profesor Mengíbar por recuperar la memoria de Manuel García, cuyo Gitano por amor no se ha representado aún en nuestra ciudad, son muchísimos los títulos que podrían programarse para hacer honor a su vinculación con la Ópera. Sería interesante poder ver aquí los de Schulhoff (Flammen), Prokofiev (Bodas en el monasterio) o Gerhard (La dueña, según la comedia de Richard Brainsley Sheridan), así como La venta de los gatos de José Serrano con libreto de los Álvarez Quintero según la leyenda de Bécquer, Giralda de Adolphe Adam, el autor de Giselle, o La muerte de Carmen, ópera inacabada de Ernesto Halffter a partir de su banda sonora para la película de Jacques Feyder de 1926; o incluso alguno de los muchos que tienen como protagonista a Miguel de Mañara, el crápula que fundó el Hospital de la Caridad para ganarse el Cielo.
Don Giovanni de Gazzaniga en el Lope de Vega (2007) |
En definitiva podemos decir que se trata de un libro muy ilustrativo y de lectura amena, que cuenta además con un catálogo extraordinario, si bien echamos en falta alguna recomendación discográfica de los títulos grabados para animar a la escucha de música en su mayoría tan poco divulgada. Cuenta con prólogo del barítono malagueño Carlos Álvarez, que ha sido Don Giovanni, Fígaro, Almaviva, Escamillo, Don Carlos y Alfonso XI, y su esmerado acabado formal cuenta con fotografías del archivo del Maestranza y de la Expo 92, siendo Antonio del Junco su responsable gráfico. También se ha publicado conveniente y oportunamente su edición en inglés. En época de crisis Sevilla puede reactivarse a través de su patrimonio más tangible, el turismo, impulsando con resultados efectivos una propuesta como ésta, pero sobre todo limpiando sus calles, cuidando sus monumentos y facilitando a los turistas su estancia en la ciudad y su acceso a los lugares emblemáticos.
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