Guión y dirección Céline Sciamma Fotografía Crystel Fournier Música Para One Intérpretes Zoé Héran, Malonn Lévana, Jeanne Disson, Sophie Cattani, Mathieu Demy Estreno en España 3 mayo 2013 (no en Sevilla)
Tras dirigir en 2007 Naissance des pieuvres (algo así como El nacimiento de los pulpos) en torno al despertar sexual adolescente, la joven realizadora francesa Céline Sciamma se reafirma como observadora y analista del comportamiento humano en esa etapa tan delicada, relevante y tanto definitiva como definitoria del carácter e identidad personales como es la infancia. Una sucesión de escenas familiares alternándose con otras centradas en los juegos infantiles y la camaradería entre niños, con la placidez del verano como escenario y sin extremismos ni estridencias, sirven a Sciamma para ir contándonos una sutil y hermosísima historia de iniciación a la vida, de elección de roles, despertares emocionales y asunción del dolor como contrapartida a una decisión de vida. El entorno, las reacciones y la difícil tarea de la educación se van sucediendo como temas fundamentales dentro de un cuento infantil en el que no faltan las princesas, los dragones y los héroes épicos, aunque personificados de manera sorprendente. Un canto a la valentía de quienes desde la infancia deciden y asumen cómo quieren relacionarse con los demás, presentar sus cartas y asumir sus consecuencias. Lecciones de vida ofrecidas con detalle y minuciosidad, un importante porcentaje de ternura y un enorme mimo hacia sus personajes, único pasaporte para que el espectador se involucre, se emocione y, en la medida de las circunstancias de cada uno y una, se identifique. La infancia nos marca a todos y todas, la vivimos como una vida aparte, en la que cada año, cada momento significa mucho y lo sentimos intensamente. Después cada cual aplicará lo vivido más tarde o más temprano, pero seguro que lo hará orientado por esas experiencias que tanto nos enriquecieron, y el papel que en ellas jugaron los personajes que habitaron nuestro particular cuento. Sciamma habla de todo esto con extraordinaria espontaneidad, sinceridad y enorme delicadeza; al espectador sólo le toca sorprenderse y emocionarse. El hecho de que no se haya estrenado en Sevilla, donde el histrionismo de Robert de Niro y Diane Keaton puede sufrirse en cada una de nuestras numerosas pantallas, da buena idea de que la oferta cinematográfica que nos ayude a ser mejores personas es inversamente proporcional a la suciedad acumulada en las calles de esta tan preciosa como maltratada ciudad.
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