USA 2013 153 min.
Dirección Denis Villenueve Guión Aaron Guzikowski Fotografía Roger Deakins Música Jóhann Jóhannsson Intérpretes Hugh Jackman, Jake Gyllenhaal, Paul Dano, Melissa Leo, Viola Davis, Maria Bello, Terrence Howard, Dylan Miente, Erin Gerasimovich, Kyla Drew Simmons, Zoe Borde, Wayne Duvall, Len Cariou, David Dastmalchian Estreno en España 11 octubre 2013
El salto a Hollywood del realizador canadiense francófono Denis Villenueve, tras el éxito y la nominación al Oscar cosechados por Incéndies, se revela como última gran película sobre psicópatas en serie, recuperando el estilo que propició Seven de David Fincher hace dos décadas. Las desapariciones de niños facilitan una mayor perversidad y un ambiente más enrarecido en películas de este género, si bien para lograrlo tienen que estar bien planteadas y mejor desarrolladas. Villenueve lo consigue con un thriller sólido y asfixiante, definiendo desde el primer instante, a través de la figura central del padre al que da vida sensacionalmente Hugh Jackman, la bestia que llevamos dentro y que más aflora conforme más extremistas somos dentro de una comunidad, y la religión, de cualquier signo, potencia estas actitudes cuando se comulga con excesos. Una oración, un rifle y una víctima nos ponen en alerta y sirven de preámbulo para la trama que se va a desencadenar a continuación, y en la que los verdugos no sólo son los psicópatas que alteran la paz familiar, sino también las víctimas que ejercen la justicia arbitraria y caprichosamente. Villenueve se centra en denunciar el peligro de soltar la bestia en nuestro interior, a la vez que genera una metáfora sobre la violencia que se ejerce en nombre de Dios y la religión. Y en medio de todo eso encontramos el árbitro necesario para dar equilibrio y estabilidad al orden que hemos creado para posibilitar una convivencia segura y placentera, y que en esta ocasión interpreta también de forma extraordinaria Jake Gyllenhaal. Dos horas y media de entretenimiento intenso, de preguntas muchas de ellas sin respuesta, de examen a nuestras conciencias y de buen cine dirigido con buen pulso y con un guión metódico y modélico, obra de Aaron Guzikonski (Contrabando), que por una vez en la historia del thriller moderno no echa mano de entramados laberínticos, aunque el laberinto en sí sea parte del argumento del film.
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