USA-Reino Unido 2013 135 min.
Dirección Steve McQueen Guión John Ridley, según la autobiografía de Solomon Northup Fotografía Sean Bobbitt Música Hans Zimmer Intérpretes Chiwetel Ejiofor, Michael Fassbender, Benedict Cumberbacht, Paul Dano, Paul Giamatti, Lupita Nyong’o, Sarah Paulson, Brad Pitt, Alfre Woodard, Garret Dillahunt, Scoot McNairy, Adepero Oduye Estreno en España 13 diciembre 2013
La infame historia de la esclavitud en los Estados Unidos sirve una vez más para apelar nuestras conciencias y recordarnos qué es lo que nunca más debe volver a ocurrir. Ese es el fin de la denuncia constante de este tipo de ultrajes a la condición humana, lo mismo que ocurre cada vez que asistimos a la proyección de una película sobre el genocidio nazi o sobre los crímenes de nuestra guerra civil. Son ejercicios periódicos de memoria tan necesarios como dolorosos, y que cada vez que nos acercamos a ellos nos hacen estremecer de tal manera que parece que nos lo estuvieran contando por primera vez, o que ésta fuera la definitiva y la más conseguida. Es lo que le ocurre a esta cinta dirigida por Steve McQueen, con la que se confirma tras Shame como un estilista de los miedos humanos, un realizador capaz de teñir de elegancia y diseño algunas de nuestras pesadillas más íntimas e inconfesables. Atrás quedaron series míticas de la televisión como Raíces, o películas como Mandingo o Amistad, terribles ejemplos de la barbarie perpetrada en suelo supuestamente civilizado – no olvidemos que el Sur de los Estados Unidos era paradigma en aquel joven país de las mejores costumbres importadas de Europa – sobre la desprotegida y perpleja población africana secuestrada para servir y ser tratados peor que animales de duro trabajo. La novedad en esta ocasión es que el protagonista empieza siendo un hombre libre que vive en Nueva York, donde la esclavitud estaba abolida aún antes de la Guerra Civil Americana. Engañado y secuestrado es obligado a trabajar como esclavo en diversas plantaciones, alternando amos sensibles con otros de la peor calaña. El sadismo y la deshumanización se hacen visibles de nuevo en esta despiadada y a ratos insoportable crónica de la crueldad humana, si bien en última instancia hay un personaje que acaba por interesar más que el propio protagonista; se trata de la joven esclava Patsey, una auténtica mártir desorientada entre lo que cree debe hacer para prosperar y salir de la amargura en la que vive, aconsejada por una esclava libre de mayor edad de una plantación vecina, y los continuos castigos que recibe por no saber controlar la situación. Es en ella donde se vislumbra esa tendencia del hombre al mal más absoluto, motivado por los instintos más ruines y des proporcionados. Por lo demás el film se revela como una interesante variación sobre el tema, bien escrito, muy bien dirigido, magníficamente interpretado y mejor narrado. Producido entre otros por Brad Pitt, que se reserva un agradecido personaje secundario en la función.
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