El Coro Brahms del Colegio Europa y el Millennium Arts Ensemble en el concierto de fin de curso de este año en Cajasol |
Decíamos de El Mesías del pasado jueves que era posiblemente el mejor que habíamos disfrutado en el Maestranza; otro tanto se puede decir de este ya tradicional encuentro con la música navideña que Vladimir Dmitrienco y los músicos de la Sinfónica nos regalan a niños y mayores cada domingo antes de Nochebuena. Un programa diseñado y articulado por el violinista con tanto gusto como imaginación, toda la necesaria para que a pesar de repetir muchos standards cada edición parezca nueva y diferente.
Comenzando con el precioso Largo del Concierto nº 12 Op.3 de Francesco Manfredini sin ataduras historicistas, al estilo añejo pero encantador de I Musici, el programa consistió una vez más en un repaso por villancicos populares españoles y canciones americanas que el conjunto desgranó con enorme fortuna y estilo ligero, ayudados por el Coro Brahms del Colegio Internacional Europa, unos cincuenta jóvenes de voces cándidas y sentido del swing cuando se demandaba. Un más que nunca dicharachero Dmitrienco fue ilustrando el concierto con tanta finura y sensibilidad que incluso hizo natural la incursión en temas tan candentes como la crisis o el independentismo catalán, profesando a la vez un enorme cariño por la tierra que le ha adoptado, Andalucía, y bromeando con la lotería.
Así fueron sonando temas imprescindibles en su repertorio, como el Sleigh Ride de Leroy Anderson, Campana sobre campana, la ganadora del Oscar White Christmas de Irving Berlin, Noche de paz o el inevitable Jingle Bells. Un habitual de estas citas, el niño Iván Díaz, entonó con melancólica dulzura un Ave María del compositor renacentista Giulio Caccini, pero en clave balada, mientras la incombustible trompetista Nuria Leyva nos sorprendió con una nueva muestra de su versatilidad aproximándose con sordina y sin ella al jazz en Have Yourself a Merry Little Christmas de la película Cita en San Luis. Las ilustraciones del programa de mano a cargo de niños del Colegio San Francisco de Paula y la habitual y divertida clase de dirección musical a niños del público (una pequeñísima para comérsela) puso la guinda a este espectáculo nostálgico, emotivo y brillante.
Versión extensa del artículo publicado en El Correo de Andalucía el lunes 23 de diciembre de 2013
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