Dirección Kimberly Peirce Guión Lawrence D. Cohen y Roberto Aguirre-Sacasa, según la novela de Stephen King Fotografía Steve Yedlin Música Marco Beltrami Intérpretes Chloë Grace-Moretz, Julianne Moore, Gabriella Wilde, Ansel Elgort, Portia Doubleday, Judy Creer, Alex Russell Estreno en España 5 diciembre 2013
Es evidente que los productores de esta nueva adaptación del clásico de Stephen King tenían más en mente la película que Brian de Palma dirigió en 1976 que la propia novela en la que se basa. No hace falta más que echar un vistazo a la dirección artística, prácticamente idéntica. De hecho poco difiere de aquélla la cinta que ahora nos presenta la realizadora Kimberly Peirce, de cuya mano Hilary Swank ganó su primer Oscar con la película Boys Don’t Cry. De ella se esperaba que tuviera una visión novedosa de este drama sobre dos mujeres desgraciadas en grado sumo, una madre y una hija marcadas por el fanatismo religioso y los poderes telequinésicos de la segunda, lo que las obliga a vivir bajo una situación de aislamiento y marginación permanente. Al menos podía contener una mirada más femenina y comprometida con la situación; sin embargo no logramos atisbar más diferencia con la original que el bullying que hoy se practica a través de las nuevas tecnologías casi de manera sistemática en institutos y colegios de prácticamente todo el Mundo. Por lo demás parece como si se hubiera detenido el tiempo y se hubieran relajado las costumbres, porque nada ha evolucionado aparentemente en la sociedad americana, bailes de instituto incluidos y graduaciones, desde aquellos tiempos en los que despuntaban Sissy Spacek, John Travolta y la música disco, a hoy. Por el contrario reincidimos en la práctica habitual hoy en día en Hollywood de rescatar antiguas películas no para reestrenarlas como se hacía antes (para eso está hoy el DVD y el BlueRay), sino para rehacerlas y ofrecerlas como algo nuevo en todos los centros comerciales y multisalas del planeta. Pura estrategia mercantil a la que se adhiere esta cinta con la que Julianne Moore nos ofrece una versión más ridícula y esperpéntica que la de Piper Laurie, Chloë Grace-Moretz una Carrie menos convincentemente ingenua y desgraciada, y el habitual derroche de efectos visuales, porque lo que la pobre niña tiene ahora no son poderes de telequinesia sino enormes poderes paranormales capaces de lograr un cataclismo. ¡Cuánto echamos de menos la espectacular pantalla partida de De Palma!
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