lunes, 9 de diciembre de 2013

BIENVENIDOS AL FIN DEL MUNDO Bares, ¡qué lugares!

Título original: The World’s End
Reino Unido 2013 109 min.
Dirección Edgar Wright Guión Simon Pegg y Edgar Wright Fotografía Bill Pope Música Steven Price Intérpretes Simon Pegg, Nick Frost, Martin Freeman, Paddy Considine, Eddie Marsan, Rosamund Pike, Pierce Brosnan, David Bradley, Michael Smiley, Steve Oram Estreno en España 29 noviembre 2013

Junto a Zombies Party y Arma fatal, con las que forma una trilogía que sus artífices llaman “del Cornetto” en alusión a la marca de helados, Bienvenidos al Fin del Mundo es pura fiesta, cerveza, tabernas y amigos. Como si se tratara de Alfonso Sánchez y Alberto López parodiando en estilo chistoso andaluz tipologías sevillanas, Simon Pegg, Nick Frost y Edgar Wright parodian géneros cinematográficos con humor negro típicamente inglés. Siempre con el nexo común del encanto de los bares y el canto incondicional a la buena amistad, la pareja de talentosos cómicos se pasea por paisajes cubiertos de muertos vivientes (pedos dicen ellos que están), ancianos poco fiables (cargados hasta la médula por el bien común) y extraterrestres ultracuerpos (simples o blanks los llaman), comandados por el joven Edgar Wright, que al margen de esta trilogía también destaca por Scott Pilgrim contra el mundo. Puede que la segunda de la trilogía, Arma fatal, siga siendo la mejor de las tres, pero ésta le viene a la zaga, con un espectacular diseño de producción, buenos efectos visuales y un sentido del ritmo y la narración puramente cinematográficos que harán rendirse a cualquier cinéfilo recalcitrante. Y como se han granjeado las simpatías de medio universo cinematográfico, no dudan en aparecer en sus películas reputados actores y actrices como Bill Nighy, Jim Broadbent, Timothy Dalton o Pierce Brosnan y Rosamund Pike en esta crónica sobre la nostalgia del pasado, los amigos de siempre y la diversión sin límites, porque como reza la canción Don’t Stop Me Now de Queen que aparecía en Shaun of the Dead (Zombies Party), hay que pasarlo bien a toda costa (Having a good time). De eso es de lo que se trata, de trivializarlo todo y disfrutar al máximo. Por eso los zombies, los extraterrestres y los habitantes de Sandford son siempre personas enajenadas de toda voluntad, sometidos al mismo lavado de cerebro con el que hoy desgraciadamente vivimos la mayoría de los habitantes de países en los que se supone existe democracia y, está comprobado, en realidad nos toman el pelo y utilizan nuestra voluntad para campar a sus anchas; mientras los protagonistas se resisten y se empeñan en promulgar su individualidad e independencia, al margen del sistema. Claro que no hace falta tomarse muy en serio la verdadera intención de esta trilogía para disfrutar de su humor exacerbado, su pletórica alegría salpicada de estupendas canciones y estimables partituras musicales, colorido y buenos personajes, para disfrutar de sus propuestas, en las que nada se deja al azar, todo está calculado, realizado con atención al detalle y buen gusto, y fabricado para entretener, divertirse y olvidar problemas como hacen sus carismáticos protagonistas en esos maravillosos bares.

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