El programa elegido para este primer concierto de la nueva temporada de la Bética tuvo un inconfundible aire otoñal, puro clasicismo servido con cariño y amabilidad, evocando una estación que resiste a instalarse. Los jóvenes integrantes de la Bética de Cámara tocan cada vez mejor; su técnica ha ido depurándose hasta merecer todo nuestro apoyo y admiración. Un logro que seguramente debemos a Michael Thomas, cuya entrega, energía e ilusión se deja notar con estos jóvenes músicos, exigiéndoles pleno rendimiento tras una sólida formación académica.
En noviembre el conjunto cumple noventa años, aunque muchos de ellos haya estado inactivo, y lo celebrarán tocando en el Auditorio Falla de Granada música del autor gaditano y de su contemporáneo Adolfo Salazar. Muy satisfechos deben estar los artífices de esta recuperación de la orquesta de Falla, especialmente Inmaculada Hernández, que durante mucho tiempo estuvo encargada de la custodia de los valiosos archivos que les sirven para recrear sus actuales conciertos. El Entreacto y Ballet de la música escénica de Schubert para el drama Rosamunda ya lo interpretaron hace un año con menor fortuna. Con un mayor poder de convocatoria en Alcalá de Guadaira que en la Sala Joaquín Turina donde hicieron este mismo programa el domingo anterior – otro motivo para pensar que el público sevillano sea en gran medida responsable del cierre de este emblemático espacio – esta pieza fue abordada con delicadeza, ternura y sentido de la melodía, pero también con escaso nivel de ensoñación e incómoda flacidez, posiblemente debido al limitado relieve que la batuta otorgó a la cuerda grave, con Israel Martínez al frente.
En la mozartiana Sinfonía Concertante se pudo presumir de cuarteto solista, que resultó sensacional. Su carácter poético y evocador, casi otoñal, quedó patente en una interpretación sin fisuras, coherente y bien ensamblada. Perfecto el diálogo de los solistas, incluida la siempre difícil trompa, entre sí y con la orquesta; y muy emotiva la propina, un arreglo instrumental de la canción principal de Philippe Rombi para la película Joyeux Noël de Christian Carion. Thomas se decantó por tempi rápidos, dinámicos y enérgicos, en la Sinfonía Militar de Haydn, donde destacó el trío de percusión turca, discreto pero efectivo, una modulación espectacular, tutti impecables y unos muy sugerentes silencios.
Artículo publicado en El Correo de Andalucía el 27 de octubre de 2014
Artículo publicado en El Correo de Andalucía el 27 de octubre de 2014
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