Guión y dirección Damián Szifron Fotografía Javier Juliá Música Gustavo Santaolalla Intérpretes Darío Grandinetti, María Marull, Rita Cortese, Julieta Zybelberg, César Bordón, Leonardo Sbaraglia, Walter Donado, Ricardo Darín, Nancy Dupláa, Óscar Martínez, Germán de Silva, Osmar Núñez, María Onetto, Diego Velázquez, Érica Rivas, Diego Gentile Estreno en España 17 octubre 2014
Una de las películas más exitosas del cine argentino de los últimos años y un auténtico desafío dramático y técnico perpetrado prácticamente por un solo talento, el de Damián Szifron, curtido en la televisión con series como Hermanos y detectives, y con un solo largometraje anterior en su haber, Tiempo de valientes. Inspirándose libremente en la serie de Spielberg de los 80 Cuentos asombrosos, Szifron teje una cinta que mezcla géneros para hablarnos de los grandes males de la sociedad actual en un ejercicio tan cómico como violento y en cualquier caso terriblemente efectivo. El abuso del poder, la competitividad, la injusticia y el saqueo burocráticos, la mala educación, la obligatoriedad de seguir las convenciones sociales, la corrupción y la extorsión, son males expuestos en un guión modélico, con una estructura sólida y un ritmo tan vertiginoso que el interés no decae en ningún momento. Aquí no hay elemento fantástico, como en su referente, y todas las situaciones descritas son susceptibles de generar en nosotros una suerte de malsana identificación, aunque llevadas por supuesto a extremos que las doten de un interés mínimamente cinematográfico. Szifron consigue esa meta con la inestimable ayuda de un reparto en estado de gracia, prueba de lo cual muchos de sus intérpretes han logrado nominación en los Premios Ariel de la Cinematografía Argentina. Depurada formalmente, gracias en parte a la ayuda en la producción de El Deseo, la compañía de Pedro Almodóvar, Relatos salvajes nos lleva de la rabia a la hilaridad siempre de la mano de la venganza, esa señora con la que todos y todas hemos soñado alguna vez pero que pocas veces o ninguna logramos llevar a la práctica, ya sea por prudencia, por cobardía o, las menos, por moralidad. Precisamente es de moral de lo que en última instancia nos habla este mural dramático, de la falta de escrúpulos que tienen generalmente los estamentos que nos gobiernan y administran, lo que en esta época desdichada consigue que empaticemos sobradamente con las víctimas, eso sí sedientas de venganza, que pueblan estos relatos llenos de mala leche. A través de Pasternak, Las ratas, El más fuerte, Bombita, La propuesta y Hasta que la muerte nos separe, vamos asistiendo a una suerte de mal rollo extremo, en las antípodas de la buena convivencia y la atracción de los seres humanos, con el aliciente del buen sabor de boca que dejan los cortometrajes cuando cuentan historias interesantes y están tan bien dialogados como éstos. De su impecable acabado técnico queremos destacar la música de Santaolalla, dos veces consecutivas ganador del Oscar, que ha sabido entender tan a la perfección la vocación de serie televisiva que tiene la película que ha compuesto para ella un tema principal perfectamente deudor de esa estética de serial para la pequeña, o ya no tanto, pantalla. Su estructura en pequeños episodios o cortometrajes de distinta duración, añade atractivo a esta refrescante propuesta de un cine que de vez en cuando nos da muy buenas sorpresas, y en el que como no podía ser menor, el psicoanálisis juega un papel fundamental, aunque nos duela reconocerlo. Estuvo en la sección oficial del Festival de Cannes, logró el Premio del Público en el Festival de San Sebastián y en el de Sarajevo, y su palmarés no ha hecho más que despegar.
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