Guión y dirección Santiago Segura Fotografía Teo Delgado Música Roque Baños Intérpretes Santiago Segura, Jesús Janeiro, Alec Baldwin, Julián López, Angy Fernández, Fernando Esteso, José María Rubio, Cañita Brava, Bigotes & Dientes, Florentino Fernández, Carlos Areces, Anna Simon, Chus Lampreave, Neus Asensi Estreno 3 octubre 2014
A estas alturas ya no hay sorpresa ni novedad, se trata sólo de volver a disfrutar de las gamberradas de un señor como Santiago Segura, que en sus intervenciones como invitado o entrevistado en las televisiones siempre ha demostrado talento, capacidad y educación, a través de ese personaje execrable que se inventó hace ya casi veinte años y que él mismo se ha preocupado de presentar no como un modelo de imitación sino todo lo contrario, alguien a quien evitar y de quien alejarse. Hechas así las cartas de presentación el humor corrosivo, escatológico y soez del personaje en cuestión y el universo que le rodea, no tiene que molestar a nadie. Y si sirve para cargar contra toda la inmundicia y miseria que inunda nuestro país, que no es poca, pues mejor. Así en su nueva, y posiblemente mejor, entrega del Brazo tonto de la ley, nos sitúa en un futuro próximo en el que las cárceles están llenas de corruptos, y las calles también, Cataluña se ha independizado y juega la final de fútbol contra Argentina, Eurovegas es sólo la sombra de lo que debía ser antes de que los americanos abandonasen el proyecto, y nos han echado de la Unión Europea y la Eurozona, volviendo una peseta muy devaluada. Un horrible panorama en el que Torrente vuelve a rodearse de una pantilla de frikis, esta vez para situarse al otro margen de la ley y asaltar, comandados por un magnate americano con cara de Alec Baldwin, el único pero muy lucrativo casino de esa ciudad del ocio reducida a pueblo. El oro en el que Segura convirtió sus anteriores entregas le ha ido permitiendo inflar el presupuesto de sus películas y conseguir con ésta un desmadre de impecable factura técnica, magnífica puesta en escena y una iconografía libre de limitaciones y prejuicios. Un cruce entre La cuadrilla de los once (Segura, en su recurrente cinefilia no duda en preferir la original de Sinatra y el rat pack a la de Clooney y sus amiguetes, así como ilustrar sus títulos de crédito finales al más puro estilo de Truffaut y La noche americana) y Misión: Imposible, sin complejos y sin miedo a los retos. La suya no es parodia cutre a lo Casi 300 o Scary Movie; es cine a lo grande, el que le gusta y con el que ha crecido. Hoy en España no se hace cine de acción como el que hace Segura, aunque sea para mofarse de todo lo que le rodea. No extraña pues que en esa España cañí y caposa que observa y muestra sus cameos surjan del mundo del corazón, el famoseo barato y el fútbol, las grandes pasiones de este país desdichado. Un abonado Buenafuente, Pablo Motos, Josema Yuste, Mari Carmen sin sus muñecos (atentos a la última secuencia, tras los títulos de crédito), Rafa Mora, El Langui o un impagable Falete en una de las intervenciones más provocativas y surrealistas de la fiesta; aparece hasta un Tony Leblanc joven dialogando con el protagonista en una estupenda secuencia onírica. Segura sabe además insuflar de buen ritmo a su propuesta narrativa y lucir ese holgado presupuesto con brillantez, como en esa extraordinaria persecución final en el aeropuerto. El largo desfile de personajes y detalles es tan largo que habría que verla varias veces para captarlo todo. En fin, que bajo apariencia de producto de baja condición se esconde un estupendo ejercicio de cine de humor y acción, brillantemente filmado y narrado, y sumamente entretenido.
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