Dirección Ben Wheatley Guión Amy Jump, según la novela de J.G. Ballard Fotografía Laurie Rose Música Clint Mansell Intérpretes Tom Hiddleston, Sienna Miller, Jeremy Irons, Luke Evans, Elizabeth Moss, James Purefoy, Kelley Hawes, Reece Shearsmith, Peter Ferdinando, Sienna Guillory, Stacy Martin Estreno en el Festival de Toronto 13 septiembre 2015; en Reino Unido 18 marzo 2016; en España 13 mayo 2016
J. G. Ballard es más conocido entre nosotros por contarnos sus experiencias de niño en un campo de concentración japonés, que Spielberg adaptó al cine (El imperio del sol), que por sus novelas de ciencia-ficción en las que intenta imaginar una sociedad futura distópica, ahora que la palabra está tan de moda, a través de la cual analizar los problemas económicos y sociales que acucian al mundo contemporáneo. High-Rise es una de ellas, y el afamado productor Jeremy Thomas (de entre otras varias películas de Bertolucci y Cronenberg, como El último emperador y El almuerzo desnudo) lleva más de cuarenta años queriendo adaptarla. Primero pensó en Nicolas Roeg, con quien también ha trabajado en varias cintas, como por ejemplo Insignificance. Otra de las novelas de Ballard, Crash, ya fue dirigida por Cronenberg y producida por Thomas, pero no ha sido hasta ahora que se ha podido llevar a cabo el sueño de este último, contando para ello con la realización de Ben Wheatley, que hace unos años se ganó el título de nuevo enfant terrible con su inclasificable Turistas. Se nota que éste era un proyecto muy querido para Thomas, que no ha dudado en inflarlo de una buena cantidad de recursos para recrear el rascacielos en el que se desarrolla en su integridad esta fábula sobre el aislamiento colectivo, la degeneración y la desintegración humana. Una historia que Ballard concibió en otra época delicada de nuestra historia reciente, la crisis económica de los años setenta; el desencanto generalizado y el sentimiento de anarquía que imperó en ciertos sectores de la sociedad, proyectado sobre un nuevo orden social que no hace sino repetir los esquemas ya conocidos de luchas de clase, parapetándose en una supuesta reinvención. Lástima que lo que queda de todo esto en el film sea una disparatada, histérica y desatada crónica sobre el caos y la violencia que no encierra interés alguno en su interior, ni pedagógico ni antropológico. Hay quien compara a su director con Kubrick sin ruborizarse por el disparate que entraña dicha afirmación. Dentro del caos hay también un orden que este film insufrible no respeta. Y es una lástima, porque tiene posibilidades, una puesta en escena suntuosa y un reparto atractivo encabezado por Tom Hiddleston, a quien hemos visto en Thor, Caballo de batalla o La cumbre escarlata, secundado por el siempre inquietante Jeremy Irons, la desaprovechada Sienna Miller (La chica, El francotirador) y el salvaje Luke Evans (Inmortales, El hobbit). Nada ayuda a salvar este engendro insoportable, pedante y sumamente desagradable. Lo único que tiene cierta gracia en esta película es que su guionista se llame Jump (saltar) de apellido, tratándose de un rascacielos y de toda una caída libre. Estuvo en la sección oficial del último Festival de San Sebastián.
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