Dirección Don Cheadle Guión Steven Baigelman y Don Cheadle Fotografía Robert Schaefer Música Robert Glasper Intérpretes Don Cheadle, Ewan McGregor, Michael Stuhlbarg, Emayatzy Corinealdi, Lakeith Lee Stanfield, Morgan Wolk, Austin Lyon, Christina Karis Estreno en Estados Unidos 22 abril 2016; en España 29 julio 2016
Desconocemos la admiración que le pueda profesar el actor Don Cheadle (Ocean's Eleven, Crash, Hotel Rwanda) al legendario trompetista Miles Davis, pero a juzgar por el papel de dominio y control absoluto que se ha adjudicado en esta su primera película como director, sospechamos que es mucha, inmensa. Realizador, productor, guionista, protagonista y hasta autor de un par de temas originales de la banda sonora, son sus credenciales en esta cinta que pretende recrear la figura del genial jazzista (música social la llamaba él) no tanto a partir de su biografía, de la que se vierten episodios muy concretos y no precisamente cruciales en su periplo como artista, sino de una historia ficticia en la que se evidencia tanto su controvertida personalidad como su capacidad para crear y transformar lo real en hipnótica creatividad. Para ello Cheadle fija su atención en una de las etapas menos creativas del intérprete, una crisis que le llevó a no grabar durante cinco años consecutivos. Aunque
el título de su discografía que más se repite a lo largo del
metraje es Sketches
of Spain,
que incluye la mítica Soleá,
Cheadle ha optado por recuperar un éxito de 1957 con Gil Evans como
arreglista y productor para bautizar su película. Una entrevista derivará en un encuentro con un freelance que se presenta como trabajador de la revista Rolling Stone, y ambos vivirán una aventura en la que el trabajo de Davis se verá amenazado por las altas esferas de la producción discográfica, a la vez que una mezcla de alcohol y estupefacientes, como no podía ser menos cuando de retratar a un genio de la música se trata, irán tejiendo una serie de paranoias relacionadas con su vida sentimental y el entorno de prejuicios, violencia y racismo en el que se desarrolla. Todo esto sirve a su artífice para impregnar al conjunto de un ritmo tan medido como aparentemente improvisado, como si pretendiera con éxito emular la esencia del jazz, y más concretamente del arte de Miles Davis, en la creación cinematográfica. No falta el humor, imprescindible para hacer más digerible una propuesta tan intelectual como ésta, y así el personaje tan estrambótico y engreído que propone provoca más de un momento divertido y ocurrente, mientras la entrega del director y actor, como si estuviera en busca de la gloria absoluta, y el resto del elenco, incluido el eternamente joven Ewan McGregor y la hermosa y etérea Emayatzy Corinealdi, a quien hace poco veíamos en La invitación, consiguen un espectáculo tan regocijante como aconsejable, especialmente para los amantes del género y del homenajeado. Para colmo, Cheadle ha sabido además rodearse de impagables colaboraciones, como ese final rodeado de una banda de ensueño que incluye a Wayne Shorter, Esperanza Spalding y el veterano e irrepetible Herbie Hancock.
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