Dirección Paddy Breathnach Guión Mark O'Halloran Fotografía Cathal Watters Música Stephen Rennicks Intérpretes Héctor Medina, Jorge Perugorría, Luis Alberto García, Renata Markel Machín Blanco, Luis Manuel Álvarez, Paula Andrea Ali Rivera, Mark O'Halloran Estreno 8 julio 2016
El cine español ha demostrado en reiteradas ocasiones cierto interés por retratar los bajos fondos de La Habana, o acaso sólo encuentra bajos fondos para retratar, como si no hubiera nada más en la siempre pintoresca capital cubana; recientemente Antonio Hens con La partida y Agustí Villaronga con El rey de La Habana han fijado su mirada en estos ambientes degradados, a veces corruptos, casi sin esperanza en los que los más marginados y desgraciados intentan hacerse valer como seres humanos con dignidad y sentimientos frustrados. Pero que una cinematografía como la irlandesa se fije en este entorno resulta en sí mismo mucho más insólito y exótico. Paddy Breathnach apenas puede celebrar éxitos en su carrera, de hecho sólo recordamos y sin entusiasmo El crimen desorganizado; mientras su guionista, Mark O'Halloran, puede que por haber tenido alguna experiencia llamativa en el país, y quizás por ello se haya reservado un pequeño papel de turista sexual en la película, muestre ese inusitado interés por la fauna isleña. Colores vivos y un amable cariño por los personajes son los mayores aciertos de una cinta que pretende retratar con más o menos fidelidad la vida en los clubs de travestismo de la ciudad a través de la tópica y poco interesante historia de un joven homosexual y peluquero al que la reaparición de su padre machista y exboxeador le va a poner las cosas difíciles para realizarse en la vida como desea. El resultado se deja ver sin entusiasmo y sin apenas curiosidad. Es un mundo ya transitado que no necesita de mucho celuloide para encontrar cosas nuevas que decir. Ni su paso por Sundance en enero pasado le ha hecho lograr una repercusión comercial mínima, habiéndose solo estrenado en Francia, aquí y con carácter limitado (ya se sabe, Los Angeles, Nueva ork y poco más) en Estados Unidos. Ni siquiera en la propia Irlanda han apostado por ella.
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