Dirección Gabriel Ripstein Guión Gabriel Ripstein y Issa López Fotografía Alain Marcoen Intérpretes Tim Roth, Krystian Ferrer, Harrison Thomas, Noé Hernández, Armando Hernández, Mónica del Carmen Estreno en el Festival de Berlín 6 febrero 2016; en España 15 julio 2016
El debut del hijo de Arturo Ripstein en la dirección de largometrajes es una singular película que denuncia e ilustra en forma de crónica el tráfico de armas desde los permisivos Estados Unidos a México. Se inicia con una poderosa escena que en su simplicidad consigue estremecer al espectador que sigue viendo el uso generalizado de armas en el país de la libertad como un gesto tan aterrador como aberrante, propio de una sociedad cada vez más sometida a la violencia. Pero esa misma simplicidad no funciona igual cuando se nos somete al seguimiento de un joven mexicano que no ha conocido otra actividad en su vida que servir como cebo a la organización familiar para la que trabaja. Ripstein se esmera en dotar al chico de una personalidad propia a fuerza de tics y manías diversas, como murmullos ininteligibles que se unen a un guión en el que abundan palabras como chingada y pendejo mientras apenas se hace entender – tampoco los subtítulos cuando hablan en inglés – para un castellano hablante neutro. Con la cámara casi en mano, sin música, una estética austera y esas conversaciones ininteligibles a las que nos referimos, Ripstein nos invita a un viaje en plan road movie en la que dos antagonistas se verán obligados a confiar recíprocamente para salir airosos de una situación extremadamente peligrosa y violenta, mientras con todos esos ingredientes el espectador apenas logrará sintonizar con la trama y enganchar con el universo retratado, a pesar de un prometedor apunte sobre la progresiva concienciación de su protagonista sobre lo que representa el mal. Así las cosas, el film se ve sin apenas interés a pesar del esfuerzo que su equipo pone en generar tensión.
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